Año CXXXV
 Nº 49.329
Rosario,
jueves  13 de
diciembre de 2001
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Escrachan a un policía acusado por la muerte de un adolescente
Familiares de Juan José Ramírez se movilizaron hasta una casa de Júpiter al 6200

Eduardo Caniglia

Familiares y vecinos de Juan José Ramírez, el chico de 15 años que murió el pasado 13 de julio en un supuesto enfrentamiento con un policía en el desenlace del asalto a un ciclista en la zona del puente Molino Blanco, realizaron un escrache frente a la casa del efectivo que, según ellos, "asesinó" al chico, cuando estaba desarmado.
Convocado por Jóvenes por la Unidad Antirrepresiva y la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, los familiares y vecinos de Ramírez se reunieron en la villa ubicada en la inmediaciones de Guillermo Tell y Boquerón convencidos de de que el episodio "es otro caso de gatillo fácil".
Desde allí iniciaron el trayecto en dirección a la casa del suboficial ayudante Víctor Ponce, que el 13 de julio pasado disparó el balazo que terminó con la vida del adolescente. Los manifestantes bordearon la villa emplazada en la calle Guillermo Tell seguidos de cerca por un patrullero de la comisaría 11ª hacia la vivienda del policía ubicada en pasaje Júpiter 6275.

Aplausos y reclamos
Los manifestantes caminaron las más de diez cuadras que los separaban de la casa de Ponce en silencio, aunque en algunos tramos del recorrido retumbaron los gritos pidiendo justicia en medio de aplausos. María Teresa Lucero, la madre de Juan José Ramírez, portaba una pancarta que sintetizaba todo el dolor que sentía: "Que Dios te ayude a encontrar el camino en el Cielo y a mí el camino de la verdad y la justicia".
"Fue un asesinato a sangre fría. Hacemos este escrache para pedir justicia porque el policía sigue trabajando", dijo Lucero.
El día del hecho, el joven, según contó su madre, estaba escuchando música en su cama cuando la mujer fue a comprar unas "prepizzas" porque el chico tenía hambre. Cuando la mujer regresó su hijo ya no estaba en la casa y entonces un amigo le dijo a la mujer que el chico había recibido un balazo.
Sin embargo, según la versión policial, el oficial subayudante Víctor Ponce, que prestaba servicio en la comisaría 29ª, regresaba en moto a su casa. Cuando atravesó el puente Molino Blanco a la altura de avenida Ayacucho divisó que tres hombres estaban asaltando a Ricardo Correa, un custodio privado de 26 años. En ese momento, según la versión oficial, el policía les dio la voz de alto a los ladrones, pero recibió como respuesta un balazo. Entonces la agresión fue repelida y en medio del tiroteo cayó herido Ramírez, que murió poco después en el Hospital de Emergencias.
Norberto Olivares, integrante de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, sostuvo que "tenemos la versión de testigos que aseguraron que no se trató de un enfrentamiento porque Juan no tenía armas. Incluso, el custodio que fue asaltado no reconoció como autor del robo a Juan. Además sostuvo que no pudo advertir si hubo tiros de los dos lados porque estaba muy nervioso".

Diálogo tenso
Cuando los manifestantes llegaron a la esquina de la casa de Ponce, en pasaje Júpiter al 6200, una valla de metal cortaba el tránsito. Detrás de ella, unos once uniformados impedían la circulación. Pero en ese momento los gritos hostiles hacia la policía se hicieron sentir. "Asesinos", repetían los vecinos de Juan mientras entonaban un cántico que hacía referencia directa a Ponce. "Todas las noches salís a patrullar y a los chicos que llevás al patrullero le pegás", decían.
Pero curiosamente, en medio del escrache, un muchacho se acercó a los manifestantes para decirles que el policía ya no vivía en esa casa y que él ahora ocupaba la vivienda, aunque no logró convencer a los manifestantes que no se movieron de sus lugares.
Los familiares de Ramírez se fueron convencidos de su reclamo de justicia porque el chico "es una nueva víctima del gatillo fácil", aunque el momento más emotivo se vivió cuando la madre de Juan se acercó a los policías para recordarles que su hijo había sido asesinado. "Todos sabemos que fue un asesinato. A los pobres los meten presos y les pegan. Ustedes les dicen a sus hijos que mataron a un choro, pero no es verdad", dijo la mujer mientras los efectivos escuchaban el mensaje con los rostros adustos.



La policía resguardo la casa del agente acusado.
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