Un grupo armado tomó en la mañana de ayer por asalto la sucursal de Oliveros del Banco Bisel justo a la hora que debía abrirse la puerta del tesoro. Por un desfasaje operativo casual, el mecanismo no había sido activado y los ladrones sólo pudieron llevarse unos 10 mil pesos de la caja, después de reducir a quince clientes y cinco empleados.
Los asaltantes tomaron a un hombre como rehén para entrar al local y lo mantuvieron apuntado hasta que salieron. No actuaron con violencia contra los empleados, ni los clientes. Pero efectuaron dos disparos intimidatorios, uno al ingresar, y otro al retirarse, sin herir a nadie. El golpe duró exactamente un minuto y veinte segundos, según quedó registrado en las cámaras de seguridad, que grabaron todo lo ocurrido. El vehículo que utilizaron para el atraco, un Peugeot 505, fue encontrado horas después por la policía.
El robo ocurrió a las 8 en punto de la mañana, una hora después de la apertura del banco. Ese era el momento en que el tesoro debía abrirse, pero por casualidad la clave aún no había sido ingresada.
Los ladrones llegaron en un Peugeot 505 blanco que dejaron estacionado frente a la puerta, sobre la ruta 11, que cruza el pueblo. Cuatro de ellos bajaron, tomaron de rehén a Edgardo Raimonda, un hombre que estaba por ingresar a la entidad, y escudados en él entraron al banco. Dos de los asaltantes habrían esperado dentro del auto.
Justamente el ladrón que mantenía inmovilizado al rehén fue quien efectuó el primer disparo intimidatorio al techo, al tiempo que sus compañeros gritaban que se trataba de un asalto, según señaló una de las mujeres que presenció el robo.
Todos al suelo
"Dijeron que nos tiráramos al suelo, nos quedáramos tranquilos y no los miráramos a la cara", contó Vanina, una joven de 23 años que estaba frente a la caja cuando la banda entró al banco.
Así, los asaltantes lograron controlar a unos 15 clientes y los cinco empleados del banco mientras se desplegaban dentro del local. Uno de los ladrones inmovilizó al custodio en el suelo, otro se dirigió a la caja y un tercero a la gerencia, mientras el cuarto permanecía con el rehén. Tres de ellos tenían capuchas en tanto el cuarto permaneció a cara descubierta.
El ladrón que ingresó a la gerencia obligó al responsable de la sucursal, Daniel Tolosa, a ir hacia el tesoro. Según indicaron los testigos a La Capital el gerente dijo no poseer la clave para la apertura de la caja. No hubo lugar a una discusión, porque tras apoderarse del dinero de la caja, uno de los asaltantes que permanecieron en la parte delantera del local avisó que se había cumplido el tiempo.
En esos segundos, uno de los ladrones había vaciado la única caja que estaba atendiendo al público, de donde se llevó aproximadamente unos 10 mil pesos, según indicaron las autoridades del Banco. Ese fue el único dinero del que pudieron apropiarse.
Los cuatro hombres abandonaron el banco casi simultáneamente. Antes de arrancar el auto, uno de ellos disparó un proyectil que atravesó la cabina del cajero automático, donde se encontraba encerrada María del Carmen Di Francesco (ver aparte).
Las cintas de video de las cámaras de seguridad del banco fueron retiradas por las autoridades de la entidad para entregar copias a la policía y a la justicia. Quedaron grabados desde el auto estacionado hasta los movimientos de los ladrones en cada área de la sucursal, según trascendió.
El robo constituyó el tercer atraco contra bancos de la provincia en dos semanas: los anteriores se registraron el 23 de noviembre, en Piamonte, y el 27 del mismo mes, en Rosario.