Rodolfo Parody
Cuando Oscar Ratto, recordman argentino de 110 metros con vallas, cruzó la línea de llegada ya no fue necesario seguir pellizcándose el brazo. Las 1.000 personas que colmaron las tribunas del estadio municipal Jorge Newbery tampoco formaron parte de un espejismo. Si bien al principio costó asimilar que no se trataba de un sueño, el correr de los minutos sirvió para entender que era parte de la realidad y que Rosario al fin tenía su propia pista sintética. Esa por la que bregaron las autoridades de atletismo desde hace años, luchando solos en el comienzo y luego encontrando eco en el municipio, que encaró una tarea ardua que finalmente culminó en una noche que quedará como la del despegue definitivo.
Si parecía mentira que por los alrededores del flamante circuito se pasearan atletas de elite del país. Esos que desde hace años no vienen a la ciudad debido a la inexistencia de una pista apta para competencias del máximo nivel. Por la inauguración del solado sintético fue posible ver a la mejor atleta del país, la garrochista Alejandra García. O a los argentinos más destacados en sus respectivas especialidades: Erasmo Jara -salto en alto-, Marcelo Pugliese -lanzamiento de disco-, Juan Cerra y Karina Moya -martillo-, la rosarina Romina Maggi -jabalina- y Oscar Cortínez -maratón-. Si hasta el campeón sudamericano de salto en alto, el brasileño Fabricio Romero, dio el presente.
Aunque no compitieron todos, quisieron dar su respaldo. Y aseguraron que debido a la escasez de pistas en el país y a que Rosario se encuentra en un punto geográfico ideal, más de una vez estarán aquí corriendo.
Pero no todo se circunscribió a las cuestiones atléticas. La inauguración tuvo el colorido ideal para el acontecimiento que se estaba viviendo. El ballet folclórico de la Escuela Municipal de Danzas y los alumnos del Instituto Superior de Educación Física, representando a los griegos y los Juegos Olímpicos, ofrecieron lo mejor de la danza.
Desde el palco oficial, las máximas autoridades del municipio seguían los movimientos. El intendente Hermes Binner; el secretario de Gobierno, Antonio Bonfatti; el secretario de Promoción Social, Miguel Zamarini, y el director de Deportes, César Blanco, vivieron con atención lo que consideran un orgullo propio. Porque fue esta gestión la que acompañó el emprendimiento de los dirigentes del atletismo en lo que se constituye la única pista del país que construyó el gobierno de una ciudad.
Atrás quedaron los inconvenientes de una dirigencia nacional que no se hizo eco del esfuerzo y no los eximió de los impuestos aduaneros para la importación de la carpeta sintética. Como atrás quedó el lema "Rosario pide pista". Ahora Rosario tiene pista. De la perseverancia que mostraron sus dirigentes hasta el momento depende que el atletismo recobre el protagonismo perdido.
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La Ciudad
