Año CXXXV
 Nº 49.319
Rosario,
lunes  03 de
diciembre de 2001
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Insólito debate entre funcionarios mientras un recluso reclama atención médica
Municipalidad y provincia disputan dónde internar a un preso tuberculoso
Dicen que ningún efector de salud cuenta con las medidas mínimas de seguridad que permitan alojarlo

La internación de un preso con tuberculosis en la sala de guardia del Policlínico Eva Perón desató una polémica entre las autoridades del Servicio Penitenciario Provincial y la dirección del hospital de Granadero Baigorria, a la que se sumaron más tarde funcionarios de la Municipalidad de Rosario. La presencia del recluso en ese centro asistencial, "que no reúne las mínimas condiciones de bioseguridad para los médicos y enfermeros que debían atenderlo y para los policías asignados a su custodia", provocó en un primer momento la reacción del sindicato que agrupa a los uniformados y del gremio que nuclea a los trabajadores del hospital. Pero también puso sobre el tapete una disputa entre las autoridades provinciales y municipales a partir de la decisión de la secretaria de Salud municipal, Mónica Fein, de no recibir reclusos con enfermedades infectocontagiosas en el Hospital Carrasco luego de que el pasado mes de julio fuera asesinado allí el policía Alexis Salguero cuando custodiaba a un preso infectado con HIV.
Rumillo Alberto Romero tiene 38 años y está acusado de tentativa de violación a disposición del Juzgado de Sentencia número 3, a cargo de Luis Giraudo. El hombre estuvo detenido hasta el jueves en la comisaría 6ª, pero una recaída en su estado de salud obligó a su internación. Entonces, el magistrado dispuso su traslado al Hospital Carrasco.Sin embargo, a sabiendas de que allí no se reciben más detenidos por carecerse de las condiciones básicas de seguridad, Romero fue conducido a la sala de guardia del Policlínico Eva Perón de Granadero Baigorria, donde representantes de los trabajadores de la salud y los policías manifestaron su disconformidad, advirtieron los peligros que la decisión acarreaba y pidieron a las autoridades provinciales que tomaran cartas en el asunto (ver abajo).

Un día de decisiones
La suerte de Romero empezó a tejerse la mañana de ayer cuando el director del Policlínico Eva Perón, Juan Carlos Gñiecko, decidió el traslado del recluso a la sala penitenciaria del hospital ya que en la guardia "no se cuentan con las mínimas condiciones de atención para ese tipo de enfermos" y tampoco existe la seguridad necesaria. Pero el funcionario debió enfrentar un obstáculo. Cuando se comunicó con el subalcaide de la Unidad Penal 3, su interlocutor le respondió que no se podía concretar la derivación porque "una acordada de abril pasado de la Corte Suprema de Justicia provincial no autorizaba la internación de reclusos con enfermedades infectocontagiosas en salas penitenciarias".
Entonces, Gñiecko transmitió su preocupación al titular del área VIII de Salud, Lelio Mangiaterra, y después al ministro de Gobierno, Lorenzo Domínguez. Así, la historia tuvo nuevos dimes y diretes.
El director del Servicio Penitenciario santafesino, Arturo Gandolla, señaló que Romero debía ser trasladado el viernes pasado al Hospital del Centenario, pero la policía no acudió para llevarlo. Después, las autoridades penitenciarias se comunicaron con la secretaria del juzgado de Instrucción en turno pero la funcionaria señaló que "no podía actuar" porque el detenido estaba a disposición de otro juzgado. Así las cosas, y ante "la imposibilidad de localizar (ayer) al juez Giruado", el ministro de Gobierno dispuso que Romero fuera trasladado al Hospital Carrasco.
"En primer lugar no tenemos competencia porque el preso no está bajo nuestra jurisdicción y además, no podemos internarlo en la sala penitenciaria porque allí tenemos un recluso sidótico y en el lugar no existen celdas de aislamiento", explicó Gandolla.
Desde la Municipalidad, la doctora Mónica Fein recordó a La Capital que "después del asesinato de un policía dentro del Hospital Carrasco se acordó con la provincia que no recibiríamos más detenidos en internación salvo que sean casos de alta complejidad". Además, la funcionaria manifestó que "en aquel acuerdo, la provincia se había comprometido a realizar en la sala penitenciaria del Eva Perón las remodelaciones necesarias para hacer frente a este tipo de internaciones ya que nosotros no tenemos una estructura de seguridad que nos permita seguir atendiendo a los reclusos".
Ayer a la tarde, mientras aguardaba su lugar de internación, Romero permanecía esposado en una cama de la sala de guardia del Eva Perón custodiado por un policía. A pocos metros de allí, Gñiecko aseguraba que "en ninguna sala del hospital como tampoco en el sector penitenciario tenemos la condiciones de aislamiento necesarias para tratar este tipo de pacientes".



Los gremialistas reclaman respuestas.
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