Paternidad manifiesta por donde se la mire. Los All Blacks son, sin lugar a dudas, el gran estigma de Los Pumas y el historial así lo demuestra. De catorce encuentros jugados -los dos primeros no fueron considerados test ya que los neocelandeses se presentaron como Nueva Zelanda XV-, el mejor resultado que obtuvo Argentina fue un empate. Fue un 2 de noviembre de 1985 (con el arbitraje del australiano Kerry Fitzgerald) en cancha de Ferro Carril Oeste. En ese escenario los por entonces dirigidos por Héctor Silva y Angel Guastella empataron 21 a 21 y no permitieron que los neocelandeses sumen una nueva serie ya que en el partido de ida se habían impuesto por 33 a 20. Ese día Argentina formó con Bernardo Miguens (después ingresó Rafael Madero); Juan Lanza, Diego Cuesta Silva, Fabián Turnes y Pedro Lanza; Hugo Porta (capitán) y Guillermo Holmgren; Ernesto Ure, Tomás Petersen y Jorge Allen; Gustavo Milano y Eliseo Branca; Fernando Morel, Diego Cash y Alejandro Cubelli. Salvo este encuentro, Argentina nunca pudo salir airoso. Argentinos y neocelandeses también se enfrentaron en la primera edición de la Copa William Webb Ellis. El resultado favoreció a los hombres de negro que se impusieron por 46 a 15 en Wellington. Precisamente en ese mismo lugar, en 1997, Los Pumas sufrieron en manos neocelandesas la peor derrota de toda su historia: El 93 a 8 exime cualquier comentario. En algún momento de su historia Argentina pudo con Inglaterra, Francia, Escocia, Irlanda, Escocia, e incluso con Springboks y Wallabies, pero con los All Blacks los números siguen siendo rojos. Ayer las frías estadísticas volvieron a engrosarse, pese a que, como nunca, Los Pumas estuvieron ahí nomás de cortar la racha y escribir una página gloriosa de su historia en el estadio Monumental.
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