Año CXXXV
 Nº 49.318
Rosario,
domingo  02 de
diciembre de 2001
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En la ruta. La Capital realizó el recorrido que hoy sólo utiliza la concesionaria
Ya se puede cruzar en auto hasta Victoria por la futura conexión vial
La obra está inconclusa y hay que cruzar en balsa para tomar la ruta. Se habilitará en junio de 2002.

Sergio Roulier

Ya se puede cruzar en auto hasta Victoria. Lo único que hay que hacer es llegar en una balsa hasta la isla que está frente a Rosario y de allí se puede seguir por la traza de la futura conexión vial. La Capital hizo ese recorrido (un total de 59,5 kilómetros), que hoy sólo utilizan la concesionaria y la policía de Entre Ríos. En casi la mitad del camino se debe transitar por terraplenes sin pavimentar, pero ya existen unos 17,5 kilómetros terminados que son una verdadera ruta. Ambas costas se unirán en febrero, si no hay problemas presupuestarios, cuando se concluya el puente principal, y que se habilitará al público en el momento de su inauguración, en junio del 2002.
La obra está ejecutada en un poco más del 90 por ciento. Se trabaja en diferentes frentes, y en especial sobre la zona de islas. Pero la demora en la llegada del dinero de un crédito internacional para cubrir el presupuesto paralizó algunas tareas, como la pavimentación, o demoró otras que han empezado hace poco (refuerzo de defensas ante posibles impactos o el empalme con la avenida Circunvalación).
Sin embargo, el hecho de ir desde la isla Deseada frente a Rosario hasta Victoria constituye todo un símbolo del proyecto. Y una facilidad para el traslado de materiales y personal, para la concesionaria. La Capital pudo hacerlo también.

Apuntes de viaje
Todavía no se puede subir desde Rosario. El empalme con Circunvalación se postergó por razones presupuestarias y hoy está en plena ejecución. Ahora faltan unos 27 metros para que se una el puente que cruza el canal principal. Para su terminación habrá que esperar hasta fines de enero, si llega el crédito en diciembre.
Ya en la isla, comienza un largo camino de arena cuya traza para el tránsito está marcada con un material que evita que los vehículos se hundan.
Se deben tener algunas precauciones. Sobre el trayecto, hay máquinas que trabajan el terreno para instalar la estación de peaje y emparejar los terraplenes. Se pueden cruzar camiones con acoplado cargados con suelo y piedra molida, colectivos que transportan obreros o hasta un patrullero de la policía de Entre Ríos.
Es que la policía ya puede venir hasta el destacamento de la isla frente a Rosario en auto por la ruta. El viaje dura una hora, aunque depende del tránsito de camiones y el estado de la tierra, según la lluvia. Claro, antes debían viajar cuatro horas dando la vuelta por Santa Fe o un poco más en lancha.
El primer puente que se pasa es el Paranacito Rosario, sobre el arroyo del mismo nombre que hoy es un hilo de agua. Varios riachos presentan esa característica y la cantidad de pilotes parece una exageración. Pero hay que tener en cuenta que el Paraná está bajo.
Es hora de deleitarse frente al inmenso delta. Es un horizonte verde mezcla de azul del cielo. A un costado está el canal de navegación que hizo la empresa y ahora quedó inutilizado. Lo nuevo también son las inmensas lagunas que se formaron por el refulado de suelo que sirvió para levantar los terraplenes.
Después de pasar dos puentes más (Zanja La Zorra y San Lorenzo), hay que desviarse un poco. Más bien, se trata de bajar hasta el nivel del arroyo Banderas y cruzarlo por medio de un pontón ya que es el último puente en construcción.
Las vacas que pastan en los campos linderos o la tropilla de caballos que pasa corriendo ni se inmutan del polvillo que levanta el paso de los camiones. El puente sobre el arroyo Barrancoso marca la mitad del camino.
Empiezan tramos con riego asfáltico, o sea, "con todas las capas listas para recibir el asfalto", explica el ingeniero Carlos Palomeque, de Seguridad Industrial de Puentes del Litoral SA, que acompaña a este diario en el viaje.

Otro panorama
A unos 25 kilómetros de Victoria ya se ven las siluetas de sus edificios más altos. Cruzando el puente La Camiseta I, empieza el pavimento. El viaje se hace más rápido. Se trata de una verdadera ruta, con banquinas preparadas, a la que le falta la señalización horizontal. Hasta hay carteles de máxima velocidad.
El paisaje cambia un poco. El canal de navegación se ensancha y sobre este hay pescadores que esperan desde sus canoas el pique de los tarros, mientras una familia toma sol en un banco de arena al que arribó con una lancha. Los animales que pastan en la isla están cerca del alambrado que fija el límite del espacio concesionado. Y aparecen las aves que sobrevuelan la calzada, cuervos y caranchos dibujan una silueta en el cielo.
Tres puentes antes de llegar a destino, sobre el Carbón Grande II aparece nítida la postal de Victoria. Las dos cúpulas de la iglesia, el tanque de agua y los techos de tejas rojas visten la semi barranca sobre la que se asienta el casco urbano. Debajo de la traza, están los bañados que forma el río sobre esa costa.
Los últimos kilómetros de la conexión dejan a la ciudad a un costado. Y de repente la travesía culmina. La traza se topa con la ruta 11 que viene de Paraná y hace una "T". Por allí circularán dentro de siete meses unos tres mil vehículos por día. Ya comenzó el tiempo de descuento para que este gran sueño de la región se haga realidad.



Atrás Victoria. De 59,5 km, 17 ya están pavimentados.
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