Año CXXXV
 Nº 49.312
Rosario,
lunes  26 de
noviembre de 2001
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El plantel se lo dedicó a Casal y lo insultó a Passarella
La "ofrenda" al Káiser fue dentro del vestuario

Los jugadores de la selección uruguaya de fútbol dedicaron la clasificación al Mundial de Corea del Sur y Japón, al empresario Francisco Paco Casal, que representa a la mayoría de ellos y, según versiones de prensa, también, pero irónicamente, al ex técnico celeste Daniel Passarella.
Darío Silva, autor del primer gol, remarcó que "ésto se lo debemos a Paco" y se quejó de las críticas que recibió el empresario en todo este proceso. "Al único a quien le debemos todo es a Paco", agregó el delantero del Málaga español, que ayer jugó contra todos los pronósticos, ya que se había lesionado en el último partido de la eliminatoria sudamericana, ante Argentina, y le habían pronosticado veinte días de recuperación.
Gianni Guigou, Mario Regueiro, Paolo Montero, Alvaro Recoba y otros integrantes del equipo, remarcaron la importancia que tuvo Francisco Casal, facilitando todas las condiciones para que el plantel se preparara de la mejor manera, en este largo proceso que empezó en marzo de 1999.
Versiones radiales, que difundió después del partido radio Oriental de Montevideo, indicaron que, dentro del vestuario, se escucharon cánticos insultantes hacia el argentino Daniel Passarella, que dirigió el equipo desde febrero de 1999 a febrero del 2000, pero renunció en medio de la competencia clasificatoria.

Daniel tuvo quien lo defienda
Raúl Barizoni, comentarista de la emisora, aceptó que los jugadores se expresen como quieran, pero dijo que no estaba de acuerdo y agregó: "Creo que Passarella hizo un gran trabajo y dejó al equipo en quinto lugar, a un punto del cuarto. No creo que no haya hecho su aporte también a esta clasificación".
Uruguay celebró aborozadamente el pasaje a la Copa del Mundo de Corea del Sur y Japón, y no sólo en el repleto estadio Centenario. Las calles de Montevideo fueron el fiel reflejo de la fiesta popular en que se convirtió el país, con filas interminables de autos haciendo oír sus bocinas y miles de habitantes volcados a las calles exteriorizando su inmensa alegría.


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