Los muchachos de camisa arremangada y panzas salientes se mezclaron con los hombres de traje y corbata. Se miraron de reojo, pero no hubo sonrisas ni gestos amables. En el escenario, como una postal imposible, el camionero y secretario de la CGT, Hugo Moyano, ya estaba sentado al lado del presidente de la Asociación de Bancos de Argentina (ABA), Eduardo Escasany. Unos metros más allá se acomodaba el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Ignacio de Mendiguren. Cuando todos estuvieron sentados, los organizadores de la Séptima Conferencia Industrial que se realizó la semana pasada en Buenos Aires, respiraron aliviados, la convocatoria “abierta y multisectorial como no hubo otra”, según decían exultantes, había sido un éxito, mientras muchos de los presentes murmuraban que de un momento a otro se armaba el gran debate. Pero no, con una prudencia inédita, el “gordo” Moyano arrancó intentando ganarse el auditorio compuesto por empresarios de grandes, pequeñas y medianas empresas: "La verdad es que me siento más cómodo en el camión". No sólo arrancó alguna carcajada en ese momento, sino que en el transcurso de su monólogo se llevaría varios encendidos aplausos. La maniobra política pasó por poner a "todos los que estamos acá sentados" del mismo lado, del lado de los excluidos, del lado de los no escuchados. "Hace algunos años nos confundieron a todos los argentinos. Confundieron a los empresarios diciéndoles que no podían competir con el mundo porque estaban atrasados, entonces muchos empresarios invirtieron y después se fundieron endeudados o vendieron sus empresas o se pusieron importadoras", exclamó. "También confundieron a los políticos y a los sindicalistas", agregó, ya más relajado, levantando el volumen al mejor estilo "Plaza de Mayo". Moyano se fue ganando el entusiasmo de los presentes, un entusiasmo que sin embargo el banquero Escasany no demostró compartir en ningún momento. Ya dueño del lugar, el camionero no se privó de parafrasear al ex presidente Juan Domingo Perón: "Cuando la Patria está en peligro todo vale, lo que no vale es no defenderla. Por eso, a defender la Patria, compañeros"”, concluyó. Escasany, más moderado, también eligió el tono conciliador. Sin exaltaciones, se puso una mano en el corazón y confesó: "Como cualquier empresario yo soy un individuo que asumo riesgos". Y fue un poco más allá: "Sólo un acuerdo nacional que comprometa al gobierno, a la oposición, a los gremialistas, va a poner fin a la angustia de los argentinos". Moyano amagó a aplaudir pero se contuvo para asentir con la mirada.
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