El calor no fue un impedimento para que los empresarios reunidos en la Séptima Conferencia de la UIA se dieran el gusto de pasearse con el termo abajo del brazo y el mate en la mano. La propuesta de una conocida yerbatera de repartir los elementos para la mateada entre los industriales tuvo un eco bárbaro y por momentos el lugar parecía una postal uruguaya. Los mozos, asombrados, confesaban que nunca había sobrado tanto café. No dijeron lo mismo la última noche, cuando después de la veda de tres días, el break y la cena estuvieron regados de excelente vino tinto y blanco.
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