Rodolfo Parody
Hacia dónde se proyecta el deporte amateur rosarino es una gran incógnita. El presente pega duro: nombres pocos relevantes, competencias escasas, infraestructura obsoleta y recursos exiguos, al margen de algunas excepciones que vale la pena desmenuzar por separado. Hoy, la preocupación de los dirigentes pasa por lograr que las disciplinas se mantengan mínimamente en actividad. Si bien cada uno tiene su propia realidad, el orillo del problema reside en los clubes, que es la estructura sobre la que se sustenta el deporte argentino y que se ha resquebrajado año tras año a causa de la deserción de socios. Los motivos: los bolsillos flacos y las nuevas opciones que se le plantean a los jóvenes. Es que en la etapa de la adolescencia, la mayoría prefiere darse otros placeres antes que emplear horas en la práctica de alguna disciplina. Frente a tanto desconcierto, la falta de proyectos gubernamentales y la crisis económica, la Dirección de Deportes y Recreación de la Municipalidad de Rosario se dedica a distribuir lo poco que recibe de la Secretaría de Promoción Social. Si bien las máximas autoridades del deporte rosarino deslizan por lo bajo que el dinero con el que cuentan es exiguo, a la vez no demuestran estar dispuestos a dar pelea, en el buen sentido, para que los fondos se incrementen. Cada deporte sobrelleva la temporada 2001 en condiciones diferentes. No es similar la actualidad del hockey, que apuesta a un proyecto a largo plazo orquestado desde la dirigencia nacional, que el ciclismo, que afronta una demora sorpresiva en la construcción del velódromo -ver aparte-. De todos modos, son aspectos aleatorios de un realidad más compleja. Los deportes no sacan figuras de relevancia. Captar valores que pueden trascender no es sencillo cuando no abundan los deportistas. El que puso un poco de luz sobre el tema fue Néstor Bianchi, presidente de Areda (Asociación Rosarina de Entidades Deportivas Amateurs) y del club Río Negro. "El problema nace en los clubes que son los que alimentan el circuito deportivo. En los últimos cinco años perdieron casi 70 mil socios. Si los clubes no tienen deportistas, las asociaciones tampoco tienen equipos para competir". La sangría de socios conspira directamente contra cada deporte que se ve afectado en la calidad y cantidad. A la imposibilidad de pagar una cuota societaria se le agregan los nuevos hábitos de los jóvenes. "Es difícil que la juventud practique deportes. Los pibes se acuestan los sábados a las 3 o 4 de la tarde para levantarse a las 11 de la noche e irse de joda. Y después se van a dormir el domingo a las 8 de la mañana y se despiertan a las 5 de la tarde. Los deportes amateurs se juegan entre viernes y domingo, que son los días en que los pibes se plantean «o voy a jugar a la pelota, al vóley o al básquet o me voy de joda». Y la mayoría, como no tiene demasiada plata para pagar la cuota del club, prefieren gastarla saliendo", señaló Bianchi. El desafío mayor pasa entonces por cómo incentivar a los chicos. La escuela aparece absolutamente desligada de los deportes federados y no cumple la función de motivarlos para acercarlos a alguna de las disciplinas. También hay que evitar el riesgo, entre aquellos que ya estén insertos en el ámbito deportivo, que sufran un desgaste lógico por la falta de apoyo. "El descreimiento a la dirigencia política es peligroso. En una ocasión cuatro yudocas del club Caova tenían que ir a un Argentino que era selectivo para un torneo internacional y no hubo plata ni para pagar el colectivo. Entonces, los chicos se empiezan a plantear para qué practican si no logran nada", dijo Bianchi. Pese al contexto complicado en el que están inmersos, los directivos prefieren ser contemplativos antes que mantener una postura crítica hacia las autoridades municipales o provinciales. Se quejan, pero por lo bajo. Más de una vez están pendientes de caerles en gracia a algún político para que les otorgue el subsidio que les permitirá organizar un torneo. Lo que explica por qué adoptan esa posición. Temen que se les cierre el chorro que apenas desparrama, con suerte, algunos pesos. Bianchi deslindó cualquier clase de responsabilidad de los dirigentes para sacar al deporte del estado de ostracismo. "Hay dirigentes brillantísimos que agudizan las ideas para abaratarles costos a los clubes, como ocurre con la Asociación Rosarina de Fútbol y de Básquet. Pero, al cambiar el contexto socio económico del país y del municipio, por más que tengás mucho ingenio si no hay plata es imposible". La deserción de socios y la carencia de una política deportiva presentan una realidad para nada esperanzadora. No obstante, los dirigentes repiten al unísono que "no nos queda otra que ser optimistas". En vías de incrementar esa confianza lograron que se efectivizara el Consejo Municipal del Deporte (Comude), que estará conformado por un representante de los clubes, otro del Ministerio de Educación de la provincia y el restante del gobierno municipal, y que será el espacio desde el cual se podrá discutir y luchar por las reivindicaciones del deporte. "Tenemos un agradecimiento especial al secretario de Promoción Social, Miguel Zamarini -manifestó Bianchi-, que tomó la decisión política de su conformación. Durante cuatro años golpeamos las puertas y nunca nos abrían. Ahora la expectativa es que tendremos una mesa de diálogo y esperamos que algún día pueda revertirse la actual realidad del deporte".
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