U.G. Mauro
"¿De cuál de mis dos hijos querés que hablemos?", expresó sonriente y más locuaz que de costumbre el cantautor y actor Emanuel Ortega en referencia a su flamante rol de padre, pero también haciendo alusión al otro "hijo" de su carrera, el disco "Presente imperfecto", quinta placa de su historia con la que llegó a Rosario en plan de promoción. Humedeciendo sus labios con gesto heredado, el cantante y actor de la telenovela "En amor arte" dialogó extensamente con Escenario sobre el contenido del disco, sus proyectos, su visión de la realidad y la relación con su padre, el cantautor y político Ramón "Palito" Ortega. "Estoy pasando un momento general muy bueno con muchas cosas que me hacen sonreír y uno de los motivos obviamente es la llegada de mi hijo verdadero", expresó el artista. -¿Te sigue costando charlar con el periodismo? -Siempre me costaron mucho las entrevistas. Nunca fui un tipo de palabra fácil. Con las entrevistas creo que las vas haciendo e inconscientemente te vas ejercitando hasta que los grabadores y las cámaras asustan menos y pasan a ser parte de la vida y casi son amistosas. -¿Qué representa "Presente imperfecto" en tu carrera? -Es alcanzar el objetivo en una búsqueda, el deseo de hacer un disco diferente a los anteriores. Mostrar otro perfil y otro enfoque de las cosas en cada canción y un tratamiento que, si bien está basado en la misma esencia, es musicalmente más crudo. Está influido por otras corrientes distintas a las de discos anteriores. -¿Seguís enrolado en el pop melódico y romántico? -Hay temáticas nuevas. Era una obligación para no repetirse. Tenía ganas de abrirme a cosas nuevas y de la mano de un productor diferente. -¿Podés especificar a qué cosas nuevas te referís? -A sonidos, temáticas y géneros que nunca en la práctica habían influido en mi producción, música que yo escuchaba pero no hacía. -¿Cómo cuál? -El rock. No digo que es un disco de rock, está lejos de serlo, pero si es algo más rockero; tiene influencias. Por eso digo lo de disco crudo. -¿Cómo viviste el cambio de sumar responsabilidades familiares y actorales a tu carrera de cantante? -Los cambios de la vida personal y familiar seguramente afectan en el mejor sentido a la vida artística. En realidad, más que de cambio conviene hablar de crecimiento. Todo lo que viví desde el disco anterior a éste me hizo crecer mucho como persona. -¿Cuál es tu aporte creativo al disco? -Hay cuatro canciones mías, de las cuales tres tienen mi letra y música y en una aporté parte de la letra. Hay canciones de mi productor Cachorro López, otra de Coti Soroquín, quien trabajó mucho junto a Lerner; canciones de Germán Barceló, de muchos músicos como Rafael Armando, el autor de "Hagámoslo una vez", de mi primer disco. -¿Cuándo presentaste el disco en vivo? -Solamente lo mostré en un show-case en el Complejo La Plaza, pero para la prensa y gente amiga. Como no tenía ganas de hablar con los periodistas preferí hacer las cosas así. Resulta que la novela "En amor arte" me tenía bastante alejado de esto que es lo que a mi mejor me sale, que es cantar. -¿Qué dificultades te representó preparar el disco y actuar en TV? -Los siete meses de la novela fueron los más arduos de mi vida, pero también uno de los períodos en los que más aprendí, porque al estar obligado y bajo presión y responsabilidad tenés que trabajar bien sí o sí. -¿La novela te dejó con ganas de seguir actuando? -Eventualmente sí. La verdad es que la televisión me dejó un gran caudal de experiencias por ser la primera vez. El programa y el disco fueron grandes retos. -¿Del primer disco a hoy, qué cambió en tu modo de cantar? -Uno busca perfeccionarse con el tiempo. Dicen que el Sinatra de los últimos años era el que mejor cantaba. Ojalá alguna vez la gente pueda decir lo mismo de mí, porque creo que afortunadamente entre el primer disco y éste no hay ni un punto de comparación. Lo puedo decir con humildad y orgullo, y es algo que también ocurrió con mi imagen. En una carrera tan exigente como ésta hay que buscar la autosuperación. -¿El estudio forma parte de esa autosuperación? -Fundamentalmente se trata de tener ganas. Hay estudios que sirven de mucho pero hay cosas que se aprenden en la calle, pensando y autoanalizándote. Creo que el mejor profesor de canto que puedo llegar a tener soy yo mismo, sin con esto querer mostrarme autosuficiente. Pero he tenido profesores de canto que me han ayudado mucho y que me ayudaron a encontrar un camino, pero en definitiva es uno quien decide qué quiere y qué no quiere. -Hablando de querer, ¿que querés para el futuro? -No hay ninguna obra de teatro ni programa en vista. Una vez terminada la novela, este disco pasa a ser el protagonista de aquí a bastante tiempo. -¿Tampoco tenés previsto presentarte por ejemplo en Rosario? -Ojalá que en los próximos meses pueda venir. Lo que sí sé es que entre fines de noviembre y diciembre presento el disco en el Teatro Opera en Capital Federal y a partir de allí iniciaría un gira por el interior del país. -¿Cómo te llevás con otros géneros musicales? -Escucho mucha música. Me encanta una cantante canadiense que aquí no es muy conocida: Sara McLaughan; Brian Adams, que es uno de los compositores que más me gustan; U2; Stone Temple Pilots, un grupo de grunge; lo de Alanis Morisette de discos anteriores; Sting; canciones de Phil Collins de los 80-90, y algo de Maná, Soda Stereo y Andrés Calamaro. -¿Te interesa trabajar con gente de otros estilos? -Ya hice un dueto con Calamaro. Es una muy buena experiencia de la que se aprende mucho en este disco. Me pasó al trabajar con muchos músicos provenientes del rock y creo que mutuamente aportamos a una fusión interesante. -¿No hay prejuicios de parte del rockero hacia el pop latino? -No sería justo generalizar. Prejuicios puede haber en todos los ámbitos y géneros. Creo el músico es una raza bastante particular que vive en un clima de competitividad muy grande, donde a veces somos muy celosos de lo que hacemos y el celo pasa muy fácilmente a ser prejuicio, algo que no me gusta. Por ejemplo, Calamaro es alguien increíble al que no le importa de dónde viene un músico con tal de fusionarse. -En tu caso, ¿cómo funciona eso de la inspiración? -Nunca me consideré un artista inspirado. Las canciones aparecen en momentos hasta ridículos. A mí hasta me pasó que una se me apareciera subiendo una escalera. Muy pocas veces me senté ex profeso a escribir canciones, así no me salen. -¿Ya te tocó vivir la experiencia de tener que aconsejar a algún artista nuevo, que alguien te pidiera un padrinazgo artístico, o considerás que es demasiado temprano? -Uno encuentra mucha gente en un medio tan difícil como este que busca fervientemente ocupar un espacio aunque sea pequeño, y de hecho me siento identificado con ellos porque creo que no hay apellido ni éxito que te asegure seguir estando vigente. Yo no siento en absoluto que tenga un lugar asegurado o garantizado, sino que se trata del esfuerzo de todos los días. Cuando encuentro gente joven que sueña con grabar un disco o que me pregunta cómo se hace o con quién hablar me veo reflejado en ellos en esas ganas de hacer algo con la música o con el arte que también tenía yo cuando empecé. -¿Qué opinión te merecen fenómenos de la cultura masiva como el de la cumbia villera por ejemplo? -Siempre respeté el derecho a que cada uno exponga lo que quiera mostrar, en tanto y en cuanto no agreda gratuitamente ni le falte el respeto a alguien. Pero usar un medio tan preciado como la música para el prejuicio, la burla, para la cosa chata y pobre en cuanto al contenido, es algo que está demás, no juzgo lo que hacen los demás y todos tenemos derecho a ocupar un espacio si lo merecemos. La música está para que uno abra la boca y se exprese. -A propósito de expresarse, ¿qué opinión te merece el estado de cosas en el país y la relación de los cantantes con el testimonio? -Este país me da mucha lástima. Me pasé siete meses en la Argentina trabajando y volví a tomar contacto con muchas cosas y realidades que no tenía presentes. Me volví a identificar con un montón de cosas y vi un país que no encuentra la manera de salir adelante.
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