Washington. - Los jefes talibán y los fanáticos extranjeros que luchan junto a ellos en Kandahar parecen estar obligando a muchos combatientes a no desertar ni rendirse, amenazándolos con vengarse sobre sus mujeres e hijos, a los que mantienen como rehenes. A los combatientes no les queda, entonces, más opción que seguir la batalla hasta la muerte. Así le dijeron tres combatientes paquistaníes al enviado del Washington Post. Según estas fuentes, las familias rehenes son mantenidas en un complejo residencial de Kandahar, bajo vigilancia armada, en tanto los maridos son obligados a jurar sobre el Corán que nunca dejarán entrar en la ciudad a las tropas de la Alianza del Norte, o a los militares norteamericanos. Para los tres combatientes paquistaníes -cuya historia no tuvo confirmaciones independientes- los talibán y los árabes de Al Qaeda instauraron un "reino del terror" en Kandahar. Inicialmente los tres habían creído en la causa de los talibán, pero luego -asombrados por la ferocidad de los "estudiantes islámicos"- huyeron a escondidas de Kandahar, y tras cuatro días de marcha a pie consiguieron entrar en Pakistán. "Cometimos un grave error yendo allí", dijo al diario Abul Kalam, de 23 años, un ex estudiante de la Universidad de Karachi. Kalam y sus dos amigos habían sido reclutados por una organización paquistaní que predica la Guerra Santa contra Estados Unidos, e ingresaron a Afganistán pocos días antes de que comenzaran los bombardeos norteamericanos, el 7 de octubre. Los tres contaron también que habían recibido adiestramiento militar en 1998, en un campo cercano a la ciudad afgana de Khost, y que usaron esta formación combatiendo contra las tropas indias en Cachemira, la región disputada entre India y Pakistán. Junto a otros miles de paquistaníes, habían ido a ayudar a sus "hermanos" afganos. "Pero no fue los bombardeos norteamericanos lo que nos hizo huir -dijo Kalam-, fue el reinado del terror instaurado por los milicianos árabes contra los inermes ciudadanos de Kandahar. Dios me hizo entender que la de ellos es una visión distorsionada de la Jihad (guerra santa)". En particular, los tres quedaron alelados por la decisión de tomar como rehenes a las familias de muchos combatientes, para obligarlos a no rendirse. "El mullah Omar, sus colaboradores y los milicianos árabes dijeron a estos combatientes que podrán volver a ver a sus mujeres e hijos sólo después del fin de la guerra", contó Ahmed, otro paquistaní. "Pero la Jihad no nos permite forzar a otros musulmanes a combatir tomando como rehenes a sus familias", agregó. Uno de los tres, Rasheed, incluso montó guardia en la zona residencial donde están retenidos mujeres y niños: justamente los niños y algunos milicianos árabes le confirmaron que nadie puede salir de esas casas "hasta que Estados Unidos infiel no sea derrotado". (Ansa)
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