Año CXXXV
 Nº 49.310
Rosario,
sábado  24 de
noviembre de 2001
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Una vecina lleva tres años con el trámite del arbolito

Si no es la culpa de todos sus males está cerca de serlo. Al menos eso se traduce de la queja de Luisa Callegari Marelli contra el árbol que fue plantado frente a su casa 50 años atrás. "Hace tres años que llamo a la Dirección Municipal de Parques y Paseos para que me saquen este bendito árbol de acá, pero nadie me lleva el apunte. Sus raíces ya se metieron en los caños de la cloaca, levantaron el pavimento de la calle, las baldosas de la vereda de mi casa y de mi vecino. En cada tormenta se caen sus ramas inmensas; es más, este martes se cayó una en la puerta y me tapó la entrada. Es un peligro", advierte la mujer.
Luisa, viuda y de 76 años, vive desde hace 54 años en una casa ubicada en la zona sur de Rosario, más precisamente en Rueda 19, en pleno barrio General San Martín. Una zona de la ciudad donde la sombra es un privilegio y el recurso más económico para los vecinos que salen a tomar aire a la puerta al momento de afrontar el rigor del verano rosarino. Allí, el frondoso ejemplar que está en la vereda de la casa de la mujer es un buen ejemplo de esta postal.
Pero Luisa está enojada. Tras un sinnúmero de llamados telefónicos a la dependencia municipal, nadie la convence ya de la bondad de los árboles. A los clásicos argumentos de que brindan frescura y que son un pulmón para la ciudad ella retruca diciendo: "Todo muy lindo, pero soy una mujer mayor y me cuesta caminar. Una vez me llevé una raíz por delante y casi me mato. Cuando se cae una rama tengo que llamar a alguien para que me ayude a correrla, lo mío no es un capricho, es una necesidad".
Dice que en una oportunidad, cansada de pedir que le saquen el árbol de la vereda, le pidió a su nuera que fuera personalmente a Parques y Paseos por su reclamo. "Como ella es fotógrafa llevó varias imágenes de lo que padezco con este ejemplar para que me crean. Pero la mandaron de vuelta diciendo que mientras el árbol esté verde, no lo van a sacar. ¿No entienden que este arbolazo es para plantar en el medio del campo, no en la ciudad?", interroga la mujer.
Cuando se le pregunta a Luisa si lo suyo con el árbol no es una "idea fija", se sonríe y responde con animismo: "No, a mí me gustan los árboles. El problema es que este avanza sobre mi casa, sobre mi cañería. Si no fuera así podríamos convivir, pero desde hace tiempo es un problema, y lo que más me indigna es que desde la Municipalidad no me den una respuesta. Soy una jubilada, no tengo un peso, ¿entiende por qué no puedo buscar una solución al tema por mi cuenta?".


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