Año CXXXV
 Nº 49.310
Rosario,
sábado  24 de
noviembre de 2001
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El diluvio
Inundaciones: ¿la venganza del suelo?
Especialistas advierten sobre los efectos del monocultivo en la acumulación excesiva de agua

Alvaro Torriglia

Es la soja culpable de las inundaciones? Plantearlo en esos términos es, quizás, un poco exagerado. Pero lo cierto es que el desastre natural que afecta al sector agropecuario moviliza a los investigadores a explorar todas las hipótesis posibles para explicar y actuar sobre la nueva realidad del clima en la región pampeana, donde cada vez llueve más. Los expertos coinciden en señalar que este aumento del promedio de precipitaciones está vinculado a un cambio climático global, pero hay otros factores que podrían estar ayudando a complicar el panorama. Uno de ellos es la creciente superficie sembrada con cultivos de bajo consumo hídrico, como la soja.
La voz de alerta la dieron los especialistas de la Consultora de Climatología Aplicada (CCA), en un trabajo a partir del cual sugieren avanzar en investigaciones sobre la relación entre las cosechas récord y las inundaciones.
Adriana Basualdo, una de las autoras del informe, remarcó que "los trabajos científicos ya han demostrado que el aumento de las precipitaciones en la región pampeana, sobre todo en el semestre cálido, obedecen a un cambio climático; pero a partir de esa certeza se está tratando de avanzar un poco más allá y ver qué otros factores inciden en las situaciones de anegamiento que se están dando".
En ese sentido, subrayó que hay indicios suficientes "para investigar un poco más el impacto de los cambios del uso del suelo en las inundaciones". La tarea tiene un objetivo práctico. No se pueden manejar las lluvias pero sí las prácticas que pueden convertirse en un obstáculo para la salida de agua del sistema.
Los especialistas de CCA partieron de una situación que es más o menos conocida por todos en el sector agropecuario: el crecimiento de la agricultura en la región pampeana en detrimento de los sistemas mixtos y de coberturas vegetales de mayor consumo hídrico como forrajeras perennes y praderas naturales.
"Por una cuestión de economía y precios, la rotación trigo/soja de segunda ha aumentado sustancialmente, sobre todo en zonas como el sur de Santa Fe. Estos cultivos economizan agua porque tienen bajo requerimiento hídrico y, de esta forma, se acumula humedad en el perfil".
"La tendencia es a acumular agua, si entramos a la campaña de trigo con reservas altas, decimos que eso es bueno para que le llegue al trigo, pero eso cierra si las lluvias son normales", explicó Basualdo. Por el contrario "frente a precipitaciones mayores que lo normal, te pasás para el otro lado".
El trabajo de CCA plantea que al aumento de precipitaciones en la región pampeana se podría estar sumando una disminución en la pérdida de agua del sistema, como consecuencia del reemplazo de coberturas de gran consumo por otras de consumo menor. "Se han hecho mediciones para ver la profundidad de las napas y en muchos lugares se ve que la inundación no viene de arriba sino de abajo, es decir que la napa está tan cerca que cualquier lluvia hace que aflore", señaló.
Al respecto, el trabajo elaborado por la consultora CCA se pregunta: "Si el uso del suelo ha cambiado tan drásticamente en los últimos años, ¿no es de esperar que esto haya provocado modificaciones en el balance hidrológico, y por consiguiente en la acumulación progresiva de excesos? ¿En qué medida las nuevas tendencias en el uso del suelo son responsables del ascenso de las napas freáticas y de la acumulación de excesos?".

Las lluvias
Los especialistas compararon el aumento de las precipitaciones en distintas localidades de la región pampeana y la merma en el consumo hídrico derivada del aumento de superficie destinada a la agricultura, en reemplazo de coberturas de mayor consumo hídrico.
"En algunos casos es comparable y en otros no. En el noroeste de Buenos Aires, por ejemplo, la merma en el consumo hídrico por cambios en el uso del suelo es despreciable frente al aumento de entre el 30% y el 40% de las lluvias en el semestre cálido, en los últimos años. Pero esa relación es más directa en el departamento General López, en el sur de Santa Fe, una de las zonas donde ha sido más vertiginoso el aumento de la superficie sembrada con soja", señaló Basualdo. Los especialistas de la consultora se toparon con dificultades para reunir datos que les permitieran construir series más exhaustivas, pero aún así avanzaron en algunas precipitaciones. Así, compararon las precipitaciones promedio en las localidades de Marcos Juárez, Venado Tuerto, Laboulaye, General Villegas, Pergamino y Carlos Casares, en dos períodos de 40 años: 1920-1960 y 1960-2000. En todos los casos se registró un aumento, más marcado aún en las localidades de General Villegas y Laboulaye.
Por otro lado, registraron las variaciones en el consumo hídrico en los distritos de Carlos Casares, General Villegas, General López, Pergamino, Constitución y Marcos Juárez, entre octubre y marzo durante las décadas del 70, 80 y 90, y para la campaña 1999/2000.
u La primera observación es que en General Villegas y Carlos Casares (Buenos Aires) es mucho más significativo el aumento evidenciado en las precipitaciones de los últimos 80 años (181 mm y 98 mm respectivamente) que la merma en el consumo hídrico debida a modificaciones en el uso del suelo (34 mm y 39 mm respectivamente)
u En Venado Tuerto (General López - Santa Fe), las lluvias muestran un aumento de 90 mm, mientras que el consumo hídrico habría disminuido en esa zona en unos 85 mm, constituyendo un elemento igualmente importante.
u En Marcos Juárez y Pergamino la lluvia media aumentó 65 mm del período 1920-1960 al período 1960-2000, pero el consumo hídrico ha disminuido en forma aún más marcada (90 mm y 83 mm respectivamente).
El trabajo destaca que "la merma en el consumo hídrico de una región deviene en una paulatina acumulación de agua en el sistema". Al sembrarse cultivos que demandan menos agua, es mayor la humedad que queda en el suelo.
"No hay muchas investigaciones realizadas la respecto pero es un dato importante que entre las recomendaciones que realizó el Inta para actuar frente a las inundaciones figure la de sembrar alfalfa o algún tipo de pastura que tuviera una gran demanda hídrica, para ayudar a eliminar el agua del suelo", señaló Basualdo.
-¿La siembra directa puede potenciar la acumulación excesiva de agua en el perfil?
-En el trabajo no incluimos el tema de la siembra directa, porque faltan datos históricos al respecto. Trabajamos sobre el sistema convencional. De todos modos, es un escenario de mínima. Podría ser un factor que potencia el fenómeno, pero no hace la diferencia. Si hay 100 mil hectáreas de soja, lo que importa es que se hace soja, que demanda menos agua. Lo que pasa es que por más que uno le diga al productor que sembrando soja puede tener más posibilidad de exceso hídrico, lo que determina la decisión empresarial es el mercado y los precios. En otros países, hay incentivos para sembrar determinados cultivos en función de un esquema sustentable.

El monocultivo
El trabajo estima que "cualquier medida que se desee tomar en función de lograr una solución adecuada al problema de las inundaciones en la pampa deprimida deberá tener necesariamente en cuenta tanto el cambio climático que evidencia la región como el impacto ambiental determinado por la tendencia actual hacia monocultivos de bajo consumo hídrico".
Para Basualdo, "este último punto es más fácil de prever".


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