Carlos Colombo
La Rioja (enviado especial).- "Vengo a lanzar mi candidatura a presidente para el 2003". Con esas palabras Carlos Menem dejó en claro no sólo que seguirá actuando en política, sino que su objetivo es regresar a la Casa Rosada, aun cuando todavía no se cumplieron dos años de su salida. Luego, en el fragor de su discurso, vaticinó que volverá "a ser presidente de la Argentina". La plaza 25 de Mayo de La Rioja estaba colmada esperando la llegada (después de más de cinco meses preso por el caso de las armas) de su hijo dilecto. "Para que no me pregunten más, vengo a mi tierra para que todos se movilicen; vengo a lanzar mi candidatura", vociferó Menem y la gente estalló de felicidad. Eso era lo que querían escuchar los que desde temprano llegaron de todos los rincones riojanos para estar junto a su líder. La marcha peronista se repitió hasta que el locutor anunció al "presidente Carlos Menem". A las 21 apareció en el balcón de la Gobernación con una remera a rayas celestes y amarillas, acompañado por su esposa Cecilia Bolocco, el gobernador Angel Maza, su sobrino Adrián Menem y su abogado defensor Oscar Salvi, quien fue ovacionado. Toda la liturgia peronista estuvo a disposición de Menem: bombos, redoblantes, bombas de estruendo, mujeres rezando contra el vallado de contención e incluso se pudo ver a muchos llorando cuando el ex presidente salió al balcón. "A nosotros no nos detendrá la crítica infundada de operadores profesionales, ni los leguleyos y doctorcitos capitalinos que atacan al pueblo para quitarle la felicidad", azuzó Menem, y agregó: "Nunca más ocurrirá eso a partir de que los justicialistas asumamos la conducción de la patria en el 2003, porque para eso trabajamos". Si bien reiteró que volvía "sin odios ni rencores" y prefirió "no hablar" de lo que consideró "una injusta detención", cargó las tintas contra "la organización siniestra que armaron una mezcla de adversarios con otros que se dicen nuestros compañeros, cuando la lealtad es la bandera fundamental de nuestro movimiento". No hizo falta más referencias. La gente empezó a cantar "y ya lo ve, y ya lo ve, es para (Eduardo) Duhalde que lo mira por TV". Precisamente también ayer Menem manifestó su intención de reasumir la titularidad del PJ (que el reciente congreso duhaldista reemplazó por los 14 gobernadores) y convocó para el miércoles a la mesa ejecutiva del consejo nacional justicialista, en abierto desafío al bonaerense. Menem arrancó su discurso señalando que venía a su "tierra a darle un abrazo" a la gente, a su pueblo y a traerles un mensaje de fe y amor para que no "les roben la esperanza, como ocurre en este momento". Luego señaló que, "al igual que en 1981 después de cinco años de cárcel y de persecución, vengo sin odios ni rencores, buscando la paz y la felicidad de todos los argentinos". En ese sentido, afirmó que aprendió de sus "hermanos riojanos a ser equilibrado", y aseguró que no levantará "jamás la mano para castigar, sino para estrecharla con todos". El coro no se hizo esperar: "Carlos, querido, el pueblo está contigo". También hubo un tramo de su discurso para criticar al gobierno. "Le pido al señor presidente de la Nación que se deje de hablar de la herencia recibida; le entregué el gobierno con un riesgo país de 600 puntos, actualmente está en 3.023, esa no es la herencia recibida. Hasta cuándo señor presidente le va a seguir mintiendo al pueblo, hasta cuándo se van seguir peleando entre ustedes para que nos devoren los de afuera", reclamó. Mientras la gente gritaba "y pegue Menem, pegue", siguió: "Los corruptos están ahora en el gobierno y nos los que nos fuimos con la frente bien alta y con un país de pie". Tampoco tuvo empacho de calificar su gestión como "la más exitosa de todos los tiempos" de la Argentina. Menem demostró también que su sentido del humor sigue intacto: le agradeció a "los responsables de mi detención injusta y arbitraria, porque batí el récord de luna de miel". "Si vivo, vivo por ustedes y para ustedes", finalizó. Entonces la gente desbordó las vallas y el control policial de ingreso a la Casa de Gobierno. La multitud subió al primer piso para estrecharse en un abrazo con su líder.
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