"Indudablemente Fridman tuvo un momento de locura, no hay otra forma de entender lo que hizo" dijo M.I., una empleada de la Asociación Española de Socorros Mutuos con 20 años de antigüedad en la institución. "Jamás pensé que podíamos vivir algo así y todavía creo que fue una pesadilla, me cuesta asumirlo", sostuvo la mujer aún aterrorizada por la experiencia. M.I. recordó que Fridman "hace unos 30 años que presta servicios en la mutual". "Siempre fue un tipo de buen carácter pero últimamente se lo veía muy desmejorado, no andaba muy bien de la cabeza y estaba preocupado por la salud de su esposa que sufre el mal de Alzheimer", dijo. En cuanto al gerente baleado, contó que "ingresó en julio de 2000 y tenía una relación normal con el personal. Se podía dialogar con él y muchas veces se mostraba flexible". Respecto al desencadenante del episodio, explicó que a Fridman "le iban a comunicar una suspensión de 15 días" aunque no supo aclarar los motivos que llevaron a ello. "Se comentó que una asociada había presentado quejas por mala atención pero nunca supimos a ciencia cierta qué había ocurrido", comentó la empleada.
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