Marcos Cicchirillo
La necesidad de las grandes potencias de preservar la confianza mundial en las instituciones multilaterales, en un mundo que cambió luego de los atentados terroristas a Estados Unidos, pudo más que la rivalidad económica a la hora de acordar el lanzamiento de una nueva ronda de negociaciones sobre comercio.
Así, grandes bloques como Estados Unidos, Europa y Japón cedieron posiciones en función de mantener su liderazgo frente a los países en desarrollo.
En este contexto y máxime cuando los últimos encuentros de organismos multilaterales terminaron en rotundo fracaso, los países miembros de la OMC luego de seis días de intensas negociaciones consensuaron un marco general para que antes del 31 de marzo de 2003 se establezcan los nuevos compromisos en materia agropecuaria. Pero las experiencias anteriores muestran que los plazos suelen quedarse sólo en los papeles.
El temor a un nuevo fracaso se mantuvo hasta último momento, hasta que la Unión Europea terminó por aceptar que se incluyera en la declaración final el párrafo que ubicaba como objetivo de una nueva ronda de conversaciones a la eliminación de los subsidios a las exportaciones agrícolas.
Aún después del anuncio del acuerdo la delegación francesa reiteró sus reservas, debido al fuerte lobby de sus agricultores, que podrían torcer su intención de votos en las elecciones generales dentro de cuatro meses.
Aunque los europeos insistieron en incluir condiciones ambientales, sociales, de seguridad y calidad de los alimentos y de los animales englobados en el concepto de "multifuncionalidad", se lograron avances en la aceptación de la "eliminación" y no de "reducción", pero quedaron en el terreno del debate los incentivos internos a la producción, donde Estados Unidos y Japón se vieron beneficiados.
La delegación argentina encabezada por el vicecanciller, Horacio Chighizola, se mostró conforme con los resultados obtenidos en Doha (Qatar). En Brasil, otro de los integrantes del grupo de países que combate los subsidios, señalaron que la liberalización del comercio agrícola redundará en un aumento de las exportaciones cercano a los 15 mil millones de dólares.
De todas formas, Chighizola señaló que también presentó una carta para corregir de la declaración final referidas a las denominaciones de origen para algunos productos, impulsada por la Unión Europea y que repercuten en la Argentina en el sector vitivinícola.
La declaración contempla los siguientes puntos:
* Agricultura: "Sin prejuzgar el resultado de las negociaciones, nos comprometemos a llevar a cabo negociaciones integrales dirigidas a mejoras sustanciales de acceso a mercados; reducciones, con miras a su eliminación progresiva de todas las formas de subsidios a las exportaciones; y reducciones sustanciales en los apoyos domésticos".
* Textiles: plena vigencia de los acuerdos de la Ronda Uruguay y acuerdo de normas de integración de productos, eliminación de cuotas y restricciones de acciones antidumping contra países en desarrollo.
* Antidumping: Se tendrá en cuenta el reclamo de los países en desarrollo sobre barreras a sus exportaciones.
* Medio ambiente: Convergencia de las normas de la OMC con los acuerdos ambientales multilaterales.
* Nuevos sectores: En este nuevo marco se incorporaron temas como inversiones, compras oficiales y competencias. Es en estos sectores donde la pelea se centrará entre los principales bloques económicos, que pugnan por una gran torta de negocios y de las condiciones para el desembarco de sus empresas en otros países.
La mayoría de países en la firma de la Ronda Uruguay, que llevó ocho años de negociaciones, lucieron sus mejores trajes en la cresta de la ola del neoliberalismo aduciendo que el desarrollo llegaría a todos los rincones del planeta. Ahora habrá que ver cuánto de real hay más allá de las declaraciones de intenciones, teniendo en cuenta el creciente proteccionismo desde la crisis asiática y del escepticismo de muchos grupos a cómo se construye la globalización del mundo. Su nuevo nombre: "Ronda del Desarrollo".
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La Ciudad
