Silvia Carafa
Santa Isabel. - Un grupo de empleados despedidos del frigorífico San Sebastián instalaron una carpa frente al saladero de la empresa para impedir que se retiren los 10 mil jamones crudos que allí se almacenan hasta que se les abone lo que se les adeuda. Para los trabajadores que conservan su puesto la situación no es menos desesperante. Desde hace meses asisten a la caída libre de su fuente de trabajo y cobran unos 30 pesos por semana. Anteayer los últimos 17 trabajadores despedidos instalaron una carpa para reclamar por su situación y para impedir que se saquen los jamones del saladero. A pesar de que entre los cesanteados hay gente de hasta veinte años de antigüedad, los telegramas de despido alegan causa justificada por lo que se reducen las posibilidades de ser indemnizados. La gente teme que la crisis desatada un tiempo atrás termine con el vaciamiento de la única fuente de trabajo del lugar. "Somos fernarolos dependientes", dijo el presidente comunal Juan Enrique Lombardi, en alusión a la anterior razón comercial que tenían esa empresa. En el lugar trabajan 180 personas, pero la actividad movilizaba varios resortes económicos de la comunidad como los de los choferes, transporte, estaciones de servicio y talleres mecánicos. Según los empleados el panorama es desalentador porque la faena de cerdos cayó drásticamente. El drama se desató cuatro meses atrás cuando la empresa San Sebastián, que compró esa planta unos cinco años atrás, entró en convocatoria de acreedores. "Pero nos enteramos que los dueños están abriendo empresas en Brasil y en Venezuela", comentó Lombardi. La firma también tiene un frigorífico en Colón, Buenos Aires, lugar en el que ahora se procesan los fiambres y que también afrontará dificultades. Según el presidente comunal, la empresa adeuda cuatro quincenas más el aguinaldo y la gente sobrevive con 30 pesos por semanas, algo de carne de cerdo o algún pollo. "A los que fueron echando les fueron pagando con valores que ahora están llegando de vuelta", acotó. Treinta días atrás la faena comenzó a bajar considerablemente, lo que agrava el pronóstico sobre el futuro de la fuente de trabajo, por eso los despedidos instalaron una carpa para impedir que saquen los jamones crudos, que constituyen uno de los capitales de circulación rápida que tiene la firma.
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