Año CXXXIV
 Nº 49.293
Rosario,
miércoles  14 de
noviembre de 2001
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Escapar de una tragedia para morir en otra

Nueva York.- Entre las víctimas del desastre aéreo de anteayer se cuentan dos personas que habían podido escapar al ataque terrorista de las Torres Gemelas y una tercera que acababa de regresar de la guerra desencadenada después del 11 de septiembre. Con itinerarios distintos, los tres encontraron la muerte juntos en el vuelo American 587, que cayó en Queens.
Feliz Sánchez, Hilda Mayor y Rubén Rodríguez son los nombres de esas personas que no tenían nada en común hasta la mañana del 12 de noviembre.
Sánchez, de 28 años, era un ex operador de bolsa de éxito de Merrill Lynch, pero el 10 de septiembre, en vísperas del ataque terrorista, había anunciado su renuncia. Después de vaciar su escritorio, comenzó a pensar en su nueva carrera, la de manager de jugadores de béisbol dominicanos. Cuando los aviones con los terroristas suicidas apuntaron a las torres, Sánchez ya no estaba en su lugar de trabajo.
Hilda Yolanda Mayor, de 26 años, quería en cambio tomar vacaciones con su madre y sus dos hijos, que la habían precedido en su viaje a la isla. El 11 de septiembre escapó por poco del restaurante en el primer piso del World Trade Center donde trabajaba y después de dos meses de tensión quería relajarse un poco junto a su familia.
También esperaron inútilmente la mujer y los tres hijos de Rubén Rodríguez, de 32 años, que desde hace siete meses deseaba encontrarse con su familia. Estaba lejos de su casa por su trabajo como marinero de la Armada norteamericana, embarcado en el portaaviones "Enterprise", enviado por el Pentágono después del 11 de septiembre al área de la guerra contra los talibán y Osama Bin Laden. La deseada licencia finalmente llegó y Rodríguez se detuvo en Nueva York sólo para saludar a su hermano Felipe y salir en el vuelo American 587. (Ansa)


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