Jorge Salum
La policía ya tiene fichado a un grupo de sospechosos entre los que estaría el que disparó a mansalva una pistola 6.35 e hirió al agente del Comando Radioeléctrico César Adrián Juárez en el estadio de Newell's Old Boys, el domingo, después del clásico con Rosario Central. Anoche, fuentes policiales consideraron "inminente" el arresto de una persona a la que sindican como el autor del disparo. Los investigadores están convencidos de que los tiros no estaban dirigidos al policía sino a hinchas del equipo local en el marco de una venganza, y que los disparos, sin dudas, partieron del sector ocupado por la barra brava de Rosario Central. "Tenemos algunas pistas pero todavía nos faltan pruebas concretas. Creemos que pronto podremos identificar al autor de los disparos", admitió ayer ante Ovacion una fuente policial. Otro vocero no descartó que en las próximas horas se produzcan novedades, como alguna detención, siempre y cuando el juez Eduardo Suárez Romero libre las órdenes de allanamiento respectivas. Los detectives están seguros de que la pistola 6.35 entró al Coloso escondida entre la ropa interior de un barrabrava, y sospechan que posiblemente pasó por varias manos hasta llegar a quien finalmente apretó el gatillo al menos 6 veces. La conclusión se basa en dos datos: las cuatro vainas que encontraron en las tribunas y los seis agujeros que tenía una bandera atravesada por los disparos. Ayer, todas las miradas apuntaban al grupo de barrabravas que responden a Andrés Alejandro Bracamonte, más conocido como Pillín. "Creemos que alguno de ese sector hizo los disparos", confió una fuente. Según esta hipótesis, el objetivo era herir o intimidar a hinchas de Newell's y no atentar contra la vida de un policía. De hecho, hay entre los sabuesos quienes creen que el propio Pillín pudo haberse encargado de sacar el arma del estadio en medio de la represión policial desatada tras el incidente en el que resultó herido Juárez. Algunas fuentes hacían grandes esfuerzos por recordar ayer un viejo incidente presuntamente protagonizado por Pillín con un arma de ese calibre, que terminó con un herido. Sin embargo, nadie en la policía tenía pruebas sobre esto y mucho menos sobre la presunta conexión entre el líder del sector más numeroso y -virtualmente hegemónico- de la barra brava auriazul y los disparos a quemarropa del domingo. Aún así, muchos mandos medios de la policía local no lograban disimular ayer su disgusto por el desenlace de los episodios del domingo. Algunos alimentaban, sin disimulo pero también sin evidencias, la versión sobre un supuesto encuentro realizado la semana pasada entre enviados camuflados de civiles de la Unidad Regional II y los Pillines para garantizar la paz en el clásico. Esas mismas fuentes facturaban a los presuntos mentores de esa reunión, que otras fuentes niegan enfáticamente, el lamentable saldo de los sucesos ocurridos en el Coloso. Pero más allá de las especulaciones, el éxito de la investigación depende más que nunca de la identificación de los sospechosos en las imágenes captadas por las cámaras instaladas en el estadio, y del secuestro de la pistola 6.35, que por sus dimensiones -es un pequeño adminículo de 8 x 7 centímetros- es como buscar una aguja en un pajar. Los sabuesos de la policía sostienen que la clave está en esas imágenes y algunos de ellos afirman incluso que la identificación de esas personas simplemente probaría lo que ellos ya creen saber con cierto grado de certeza: que los tiros partieron de los Pillines y estaban dirigidos a hinchas de Newell's. La explicación, ahora, es que los barrabravas de Central buscaban vengarse del ataque contra la concubina de uno de los referentes del grupo, Oscar Paquito Ferreyra. Este episodio ocurrió horas antes del clásico y casi le cuesta la vida a la mujer, que recibió un disparo en el abdomen y tuvo que ser internada y operada de urgencia en el Heca. Sin embargo, Paquito no está bajo sospecha, ya que fue detenido cuando intentaba ingresar al estadio por la puerta 8 un rato antes del partido. Por entonces la policía ya lo buscaba porque después del incidente que involucró a su mujer salió a buscar a los agresores, supuestamente de la barra brava de Newell's, con una escopeta.
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