Año CXXXIV
 Nº 49.299
Rosario,
martes  13 de
noviembre de 2001
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El filme es una comedia romántica ambientada en Nueva York
"Señales de amor": un romance para olvidar la cruda realidad de una ciudad agobiada
La película con John Cusack y Kate Beckinsale apuesta a la pasión contra los males del mundo

Fernando Toloza

La comedia romántica es una de las apuestas con las que Hollywood trata de salirle al paso a la crisis que en el mundo del espectáculo desataron los atentados de septiembre pasado en Estados Unidos. Ante la suspensión de las grandes películas de acción, el género del amor tiene un protagonismo renovado y una misión gigantesca: hacer como si no pasara nada en la tierra más que las idas y vueltas entre un par de tortolitos. En esa tendencia se inscribe "Señales de amor", la película con John Cusack y Kate Beckinsale que se estrena esta semana en Rosario.
Dicen que al enamorado cualquier cosa le recuerda al ser amado. Esa idea es tomada para armar la trama de "Señales de amor" ("Serendipity", según el título original). Un hombre y una mujer se enamoran a primera vista, y después de lo que consideran una insensatez se vuelven a prestar a otra insensatez mayor, pero se sabe que los enamorados pueden ser gente muy loca, al menos según Hollywood. La insensatez mayor consiste en que para volverse a ver confiarán en el azar, de una manera infantil pero convincente para los amantes.
La historia de "Señales de amor" comienza cuando Jonathan (John Cusack) conoce en un invierno de 1990 a Sara. Los dos están haciendo compras y se genera entre ellos una química poderosa que los hace permanecer juntos durante toda una noche. La espontaneidad es la marca del encuentro, sin embargo, a la hora de ver cómo seguirán adelante con esa extraña relación, tanto Jonathan como Sara optan por el sentido común y la previsión. Los dos están en pareja y deciden olvidarse de lo que pasó entre ellos, o, al menos para Jonathan, darle una pequeña oportunidad para que en otro momento la vida los vuelva a unir, como dice un bolero.

Las virtudes del matrimonio
Para Hollywood, el casamiento sigue siendo una institución temible, que en vez de dar felicidad a los cónyuges los llena de miedo, dudas y remordimientos. Es una pesadilla donde el contrayente está a punto de entrar. En algunos casos, por supuesto, ya que en otros sigue siendo la llave mágica que resuelve todo.
En "Señales de amor", el matrimonio funciona como el disparador de la historia. Jonathan y Sara están a punto de casarse con sus respectivas parejas. Poco antes de dar el "sí" que los unirá, en el mejor de los casos, para unos cuantos años con otra persona, los dos protagonistas sienten nostalgia de aquella noche de espontaneidad pasada en las calles del Nueva York de los años 90 (situación que permite olvidarse de que las Torres Gemelas son un montaña de escombros). Y la nostalgia es en ellos más fuertes que el deseo del futuro, por lo cual se ponen a buscar al "desconocido/a" de aquella lejana noche de invierno donde un amor distinto y natural parecía posible.
Como ninguno de los dos amantes tiene la dirección ni el teléfono del otro, cada situación, cada lugar de Nueva York por el que pasearon y cada objeto que apreciaron juntos se convierten en señales de que el amado/a puede andar dando vueltas por ahí nomás.
La idea de que el azar tenga un rol importante fue lo que convenció a John Cusack para aceptar este papel en una comedia romántica, un género que no frecuentó, a pesar de que en casi todas sus películas siempre hay situaciones románticas, pero nunca son el nudo del asunto como en ésta.
Según Cusack, el hecho de que el destino tuviese el peso de un personaje era algo que podía convertir a la película en una comedia divertida. Sin embargo, es el personaje a cargo de Kate Beckinsale el que pone el acento en el destino. La chica vive confiando en el destino, lo cual la sustrae, al fin y al cabo, de la responsabilidad de tomar una decisión.
El director de la película, Peter Chelsom, dijo que "Señales de amor" parte de algo que cualquier persona ha sentido al menos una vez en la vida. Para él, la separación de las parejas se explica si se va hacia el pasado y se reconstruye la historia. Al hacer tal ejercicio se ve que el inicio es algo fortuito, "una señal de la providencia". "Cualquiera de nosotros pensaría -sostiene el director- «si no hubiese tomado ese autobús, o si hubiese tomado un taxi», y si ocurre el revés y el resultado es un encuentro movilizador, la perspectiva cambia radicalmente." \Todo el mundo cree en la providencia. Ese es el mensaje del realizador. Y en eso el filme se acerca un poco a las películas para niños, donde el azar juega siempre un papel importante. Hollywood ahora busca recuperar al público con comedias románticas y filmes para chicos. Muchas veces, aunque parezcan distintos, los dos géneros se acercan, porque como demuestra el cine desde hace tiempo los enamorados de la pantalla pueden ser tan imprevisibles como chicos, aunque conserven la mayor parte del tiempo sus fachadas de personas convencionales.



Beckinsale y Cusack se enamoran a primera vista.
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