La indignación de uno de los miembros de la Cámara Rosarina de Actividades de Ferias y Congresos (Crafeco), Juan Pablo Carrea, fue rotunda: "Esto es un fracaso, porque era algo casi realizado y no pudo ser. Creo que hubo intereses políticos que primaron por los de la ciudad para que la ley de casinos no se apruebe".
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