Jorge Salum
Un muchacho acusado de un robo a mano armada se cortó las venas frente a un juez, dijo que estaba enfermo de sida y amenazó con contagiar al magistrado si no ordenaba su traslado de la cárcel de Coronda a la de Rosario, de donde es oriundo. El incidente puso un drástico fin al encuentro entre el juez y el reo, quien momentáneamente quedó alojado en la Unidad III hasta que las autoridades penitenciarias decidan dónde lo ubican. El protagonista fue atendido allí mismo por una médica forense, quien curó sus heridas luego de que el detenido esparciera su sangre ante la mirada pasiva de tres custodios y la sorpresa de los empleados del juzgado. El dramático episodio ocurrió en el despacho del juez de Sentencia Julio Kesuani mientras éste le explicaba al reo cuál era su situación en la causa en la que se lo acusa de un robo calificado y le contaba qué elementos tendría en cuenta para dictar sentencia. Es lo que el Código de Procedimientos Penales denomina la audiencia de visu, en la que el juez mantiene un encuentro personal con el detenido como último paso previo al dictado de la sentencia. El miércoles, cuando se cumplía la audiencia, Kesuani fue interrumpido por el detenido, quien pidió su traslado a Rosario. El juez intentó explicarle entonces que hay una disposición de la Cámara de Apelación Penal que exige a los magistrados enviar la mayor cantidad de detenidos a Coronda, y que sólo excepcionalmente les permite alojarlos en la Unidad III. Fue entonces cuando su interlocutor sacó una hoja de afeitar de algún lugar ("No vi dónde la tenía", dijo el juez) y se la apoyó en el cuello, amenazando con cortarse la yugular y afirmando que tiene el virus del HIV. Kesuani trató de convencerlo para que le entregara la hoja de afeitar y le dio garantías de que no le pasaría nada. También le ofreció ver a su madre, que esperaba fuera del juzgado. La mujer entró pero la situación continuó siendo tensa. El detenido, cuya identidad el juzgado quiso mantener en reserva, insistió con el pedido de traslado y se cortó las venas de un brazo en varios lugares. Como perdía mucha sangre, el juez llamó de urgencia a un médico forense. Al principio el reo no quiso que la doctora Alicia Cadierno lo atendiera, pero finalmente ella y el juez lo convencieron y la médica pudo curarlo. La audiencia finalmente quedó inconclusa, y el detenido fue alojado provisoriamente en la Unidad III hasta tanto se decida su destino. "Lo hice así para descomprimir un poco la situación, que pudo haber sido todavía más dramática", explicó a La Capital el propio Kesuani. Según el examen forense practicado al detenido, no tiene HIV sino hepatitis C. Extraoficialmente se dijo que tiene 24 años y un prontuario con varios antecedentes. Pero en el juzgado de Kesuani campeó el hermetismo y la cautela. "Sobre eso no vamos a decir nada porque hay una causa en trámite", justificaron. Kesuani envió el mismo día un oficio al director de la cárcel de Coronda para informarle sobre la situación y comunicarle su decisión de dejarlo provisoriamente en Rosario. Y ayer preparaba otro texto para plantear ante sus superiores de la Cámara Penal la inseguridad que existe en los juzgados ante este tipo de situaciones, según revelaron sus colaboradores. "Cuando esto ocurrió, los tres custodios del Servicio Penitenciario automáticamente se colocaron guantes. Y la doctora Cadierno se puso dos, uno encima del otro. Pero los empleados del juzgado no tenemos ni guantes ni nada", dijeron. El detenido, en tanto, habría pedido su traslado para estar más cerca de sus familiares, que viven en Rosario.
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