Año CXXXIV
 Nº 49.294
Rosario,
jueves  08 de
noviembre de 2001
Min 9º
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cartas
Un pueblo en la desesperanza

Soy una habitante de Rosario, una habitante más de aquellos que un día dejaron el pueblo para venir a la ciudad. El pueblo, mi pueblo, aquel en el que nací y viví hasta los 31 años, Diego de Alvear. Un pueblo como tantos otros, ubicados al sur de la provincia, que siempre se enorgulleció de sus trigos y de su hacienda, de sus tambos y de sus tierras, de sus pastos y de su agua, de la que se abastecían todos los trenes. Un pueblo que visito asiduamente porque allí está mi familia, mis amigos, mi gente...Un pueblo al que se puede llegar por distintas rutas. Un pueblo que hoy está aislado, sumido en la desesperanza, porque ya no hay cultivos, ya no hay fábrica láctea, ya no hay rutas, ya no hay trenes y vaya ironía se consume agua mineral. La Picasa, laguna que no ocupaba más de 3.000 hectáreas, hoy ya no tiene límites. Hace más de un año y medio visitaron el lugar el presidente Fernando de la Rúa, el gobernador, Carlos Reutemann, ministros y otras autoridades. Autoridades que hicieron oídos sordos a los reclamos de los pobladores. Autoridades que siguen levantando la bandera de la democracia, mientras el pueblo, los pueblos, siguen sufriendo el abandono político, el maltrato psicológico, la catástrofe económica, la incertidumbre de un futuro...¿Futuro? ¿Habrá futuro para esos niños que están totalmente sensibilizados al haberse convertido el agua en un fantasma constante? Un agua que avanza, que ya les ha quitado las veredas y los patios. Al visitarlo un político dijo: "en estos pueblos no están los votos". Votos...un 40% de votos entre impugnados y blancos son sólo de la ciudad o representan el repudio de un pueblo que rechaza el desgobierno, la incapacidad, la insensibilidad, la indiferencia..."Provincia invencible de Santa Fe", ya sólo una leyenda, ya que la provincia está totalmente vencida por las aguas, mientras nuestros gobernantes depositan en la naturaleza el destino de los hombres que los eligieron "sus representantes".
María Rosa Orbegozo


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