 |  | Por segunda vez consecutiva el galardón anual recae en una figura de la ciudad La rosarina Graciela Sacco se quedó con el premio a la mejor artista del país Rosa María Ravera, por su trayectoria docente, y Carlos Trilnik, en videoarte, son los otros dos ganadores locales
 | Silvina Dezorzi
Por segundo año consecutivo, Rosario se alzó con tres de los premios a las artes visuales que anualmente otorga la Asociación Argentina de Críticos de Arte. Esta vez los galardones fueron para Graciela Sacco, reconocida nada menos que como la artista del año; Carlos Trilnik, por su obra en videoarte, y Rosa María Ravera, premiada por su trayectoria docente en el campo artístico. "Rosario es de excelentísimo nivel y siempre ha dado al país artistas de primera línea", sintetizó la presidenta de la asociación, Mercedes Casanegra. Desde 1982, la entidad que nuclea a los críticos de todo el país otorga anualmente 22 premios por lo que considera los mejores desempeños en distintos campos del arte. En el 2000, tres de esos galardones también se quedaron en la ciudad, entre ellos el de la artista del año, que recibió Nicola Costantino; el del artista iniciación, que mereció Leo Batistelli, y el del museo o institución cultural del año que se llevó el Centro Cultural Parque de España. Justamente por eso, la noticia de que en esta edición tres de las distinciones volverían a recaer en personalidades rosarinas desató una suerte de orgullo local. El premio Aldo Pellegrini al artista del año, virtualmente el más importante que otorga la institución para reconocer a quienes "aportan al panorama artístico nacional un universo propio", quedó esta vez en manos de la rosarina Graciela Sacco, reiterada representante del país en foros de arte internacional y puntualmente embajadora en la última Bienal de Venecia. La compleja relación entre lo que es producción individual y lo que son los movimientos culturales, por definición colectivos, no parece un tema ajeno a la reflexión, vista la seguidilla de reconocimientos que han venido obteniendo en los últimos tiempos distintos artistas locales. "De hecho, existe un ambiente artístico cultural y de producción sumamente activo en Rosario", admitió ayer Sacco en diálogo con La Capital. Sin embargo, la artista estimó que "por ahora lo que se ve es una suma de voluntades impulsando la producción". Tímidamente, se preguntó también si no será este el momento de consolidar ese esfuerzo desde un lugar institucional que funcione como un foco de contención y referencia. Otro de los premios, el que se asigna a la trayectoria docente en el campo del arte, también quedó en poder de una rosarina, esta vez de Rosa María Ravera, investigadora, titular de la cátedra de Estética de la Universidad Nacional de Rosario y a la vez profesora en las universidades de Buenos Aires y La Plata. Tras más de 40 años en el ejercicio de la docencia, Ravera se mostró orgullosa de recibir un "premio tan simpático" por parte de sus colegas y rescató su trabajo en el marco de una tradición que posiciona a la ciudad como una plaza fuerte del arte en el país. "Sin ninguna duda, la producción de Rosario es altamente valorada: no se puede olvidar que la Mutual fue rosarina, como tampoco que Fontana, Berni, Grela y Gambartes fueron rosarinos: bastan esos nombres, entre tantos otros, para rastrear los orígenes de una importantísima veta que se continúa hoy y que nutre la obra de buena parte de los artistas actuales", señaló. El tercer ganador, en este caso del premio Sigward Blum al videoarte, fue Carlos Trilnik, un fotógrafo y videasta también rosarino pero residente en Buenos Aires desde hace 17 años. Pese a su éxodo, el artista reconoció sin titubeos su filiación cultural con la ciudad. Trilnik recordó que, a su regreso de Israel, donde recibió formación en fotografía y video, sencillamente no pudo ni pensar en volver a radicarse en Rosario por las estrictas limitaciones que entonces mostraba la ciudad para con ese campo del arte. Eso, aclaró, es hoy historia vieja, y no dudó en señalar que difícilmente se logre encontrar en Buenos Aires una videoteca pública de las características que actualmente tienen las de Rosario. "La videoteca municipal es única en América latina", afirmó, convencido de que ni los propios rosarinos tienen conciencia de ello, como tampoco de la calidad de algunas de sus instituciones oficiales, entre ellas el Museo Castagnino y el Centro Cultural Parque de España. De lo que sí se quejó fue del vacío que exhibe la ciudad en materia de emprendimientos culturales por parte del sector privado, una deuda que convendría empezar a pagar.
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