Luis Castro
Tranquilo. Esa es la palabra predilecta que se le escucha decir en forma reiterada a Juan Manuel Llop. La misma que utilizó siempre, incluso cuando los buenos resultados no era moneda corriente por el Parque. En este momento cabe a la perfección, porque las dos victorias consecutivas terminaron con el gran desánimo que embargaba a los leprosos cuando el país rojinegro estaba cerca del default. La tormenta pasó y hoy se disfruta del buen tiempo. Y se palpita el clásico que viene con mucho optimismo. Tanto que se piensa que el Coloso será escenario del festejo del cumpleaños número 22. "Confío en que vamos a continuar con la racha", había esbozado el entrenador semanas atrás. La confianza es ciega. En el Parque ni por casualidad se piensa en una derrota. Todo es optimismo. Hay tanta seguridad que sorprende. ¿Qué es lo que los lleva a estar tan seguros? "Sólo la confianza en sí mismo y en el grupo", responden sin titubeos. Con los dos triunfos los rumores de cambios se desvanecieron. Aquellas afirmaciones que partieron de la dirigencia rojinegra de que Llop tenía handicap hasta el clásico parecen haberse evaporado. Y todo gracias a que en el Parque se escribió después de mucho tiempo la palabra victoria, la que le permite mantener la ilusión de "cambiar la historia de Ñuls". Cambia, todo cambia. Los resultados taparon la difícil crisis. La que había motivado, incluso, a que aparecieran futuros sustitutos del Chocho. Pero hoy la continuidad no está en duda, ni siquiera perdiendo. Hoy todo es alegría. Hay confianza. Demasiada, más aún teniendo en cuenta la crisis canalla. La apuesta será grande porque hay muchos años en juego. Y de mantenerse la racha, todo lo que venga después será perdonable.
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