Alejandro Cachari
La previa respetará la tradición. Se hablará de choque especial y de un partido más. De los más de 21 años que llevan los canallas sin ganar en el parque Independencia. De una semana tranquila, o de la necesidad de utilizar el clásico como un punto de partida. También se respetarán las cábalas a morir y los técnicos meterán algún que otro misterio. Se discurrirá sobre el primer derby de ambos entrenadores, se especulará respecto de grandes cambios y de formaciones convencionales. De aquí al domingo la alineación de Central variará unas cuatro o cinco veces. Que la vuelta de Cetto y Rivarola, que la lesión de Daniel Quinteros, que César Delgado se ganó la titularidad pero el Torpedo Arias tiene más experiencia, que doble enganche, que enganche, que cuatro volantes... Todo sujeto a variación, a especulación, a tanteo. Pero muy probablemente se soslaye el quid de la cuestión: ¿podrá Central abstraerse de la situación institucional? ¿Servirá el lo atamo' con alambre de la semana anterior para sustentar esta que se viene? Las respuestas las dará el equipo adentro de la cancha, pero para que las mismas sean satisfactorias primero deberá encontrarlas fuera de ella. Nadie puede ponerse un traje de amianto lo suficientemente impermeable que le sirva para no permitir el paso de las influencias. La primera consigna táctica que debe aprender Central de aquí al domingo es morigerar el ambiente externo y tratar de que lo influya lo menos posible. Si no lo consigue, el fracaso estará a la vuelta de noventa minutos. No porque los jugadores no sean capaces, sino porque es casi imposible que se rinda a la altura de las circunstancias con la cabeza en otra parte, justamente el día que más se necesita de ella para ganar un partido. Más importante que el regreso de Rivarola y Cetto es que los jugadores y los empleados cobren. Más trascendente que la pelea dialéctica sobre Delgado y Arias será que puedan entrenar en su hábitat. Más desestabilizador que jugar con tres o con cuatro en la línea de fondo es padecer la desintegración política de un oficialismo que debió bajar los brazos para que la situación no siguiera empeorando. La abstracción futbolística muestra a un Central mejorado por el rejuvenecimiento ensayado por Juan José López ante Independiente, pero sin una línea de juego determinada de mitad de cancha hacia adelante producto de las constantes modificaciones, que también sugieren cierta disconformidad del entrenador. Para el domingo los parámetros de análisis de Jota Jota no serán los mismos que utilizó el sábado. Deberá pensarlo dos veces. Necesitará fútbol, experiencia, temperamento y capacidad de abstracción.
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