Año CXXXIV
 Nº 49.291
Rosario,
lunes  05 de
noviembre de 2001
Min 15º
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Para el talento no importa la edad
Horacio Lavandera actuó en El Círculo en un concierto-homenaje a La Capital
El pianista ofreció una muestra de su arte, que le valió el reconocimiento internacional

Silvio M. Valli

Un ángel llamado Horacio Lavandera se posó en el escenario del teatro El Círculo el viernes último por la noche. Y tocó. A su conjuro se hicieron música los pentagramas creados por Johann Sebastian Bach, Ludwig van Beethoven, Frederic Chopin, Alberto Ginastera, Sergei Prokofiev y Claude Debussy.
La actuación en la sala La Opera fue la 12ª función abono de clausura de la temporada 2001 que la Asociación Cultural El Círculo dedicó al 134º Aniversario de La Capital.
Horacio Lavandera, dueño de un infrecuente e impresionante currículum a pesar de sus 16 años que se incluyó en el programa de mano del concierto, confesó a Escenario que "el escenario es para disfrutarlo" y vaya si lo disfruta. Una casi imperceptible sonrisa se le dibuja en el aniñado rostro, como si se tratara de una genial travesura que sus manos fueran y vinieran sobre el teclado, dócil a su talento y virtuosismo innatos, que le hicieran decir al exigente escritor y crítico musical Blas Matamoro de la revista española Scherzo: "No importa la edad del intérprete, sino su talento".
El programa preparado comenzó con un "Capriccio, sobre el viaje de su muy amado hermano en Si bemol Mayor MWV 992" con sus movimientos Airoso, Adagio, Andante, Adagiosissimo, Andante con moto, Aria de Postiglione, Fuga all'imitazione della corneta di Postiglione. Esta pieza constituye una demostración del buen humor musical de Johann S. Bach, que "giocosamente" compuso para su hermano mayor que se iba a radicar en Suecia. Juego sí, pero el Capriccio es una obra llena de dificultades que fueron resueltas idóneamente por Horacio Lavandera, que dialogó con ese maravilloso instrumento de percusión que es el piano, en su exacta medida y en la difícil utilización del pedal -una constante en todo el recital- para contribuir al control de los colores tímbricos, volúmenes, fraseos y limpieza en la ejecución.
La "Sonata Nº18 en Mi Bemol Mayor Op.31 Nº3", de Ludwig van Beethoven, con sus movimientos Allegro, Scherzo, Allegro vivace, Menuetto: Moderato e grazioso, Presto con fuoco, completó la primera parte del recital. Beethoven escribió 32 sonatas para piano que son un modelo insuperable por la forma y por el hondo contenido humano. Esto se pudo escuchar y sentir particularmente en el Presto con fuoco de la sonata, ya que Lavandera realizó una impecable traducción de esta pieza -la única del período intermedio escrita en cuatro movimientos clásicos (luego escribiría sonatas de dos movimientos)-. A esta sonata se la suele conocer como Sonata de la Caza, por su impronta bucólica de un día de caza precisamente. Persiste en un ritmo que merced al joven intérprete dejó una sensación de "joie de vivre".
En la segunda parte, la "Polonesa Fantasía" del inspirado músico polaco Frederic Chopin, permitió a Lavandera hacer gala de un tecnicismo que, tanto en los momentos más dramáticos como en el feliz final, no obstante y paradójicamente, le han hecho comentar a más de un austero crítico "que el sonido excesivamente percutido y la ejecución de acordes con ambas manos levemente arpegiados, hacen prevalecer la técnica sobre el sentimiento". Opiniones son opiniones.
El programa finalizó con "Tres danzas argentinas", de Alberto Ginastera. Ellas fueron: "Danza del viejo boyero", "Danza de la moza donosa" y "Danza del gaucho matrero". Estas danzas pertenecen al período temprano del talentoso músico y resumen la esencia de lo mejor de su folclore, en especial la "Danza de la moza donosa" y el impactante final de la "Danza del gaucho matrero".
Horacio Lavandera ofreció como encore el tercer movimiento de la "Sonata Nº7 de Sergei Prokofiev y "Peces de oro" (de "Imágenes") de Claude Debussy. Horacio Lavandera respondió a una entrevista: "Soy muy chico y no tengo nada que perder.... esto es básicamente una destreza, la habilidad para poner la nota adecuada en el lugar que va y dentro del estilo en que fue concebida la pieza". Luego de lo escuchado y sentido el viernes sólo cabe agregar que Horacio Lavandera tiene todo por ganar.



El pianista porteño mostró seguridad y solvencia.
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