En los primeros tiempos la vida de los colonos galeses establecidos en el valle de Chubut no fue fácil. Las lluvias no eran suficientes, tuvieron que nivelar la tierra, crear acequias, compensar las aguas con pequeños diques de piedra y banquear el río para evitar que con la crecida todo se inunde. Pero después de semejante esfuerzo tuvieron su premio: los trigales surgieron con fuerza y las harinas compitieron en el mundo. Los colonos eran muy afectos al té de la tarde y necesitaban de elementos imperecederos que soportaran la penuria de los largos viajes en los vagones del tren desde la costa hasta la cordillera. Así nació la Torta Negra, cuyos ingredientes y técnica de elaboración llevó años de perfeccionamiento. Fue tal el grado de exquisitez que desde entonces y hasta hoy es la torta de boda por excelencia. No obstante también pueden saborearse en cumpleaños, bautismos, y en toda festividad de buen deleite.
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