José M. Petunchi
Más allá de los matices y de las actuaciones individuales, fue promisorio el debut de los cuatro pibes de Central que anoche hicieron su estreno absoluto. Con un aprobado en general y un destacado para el Chelo Delgado, los chicos dejaron abierto un notable crédito para el futuro y demostraron que no sólo están para alternar sino para pelear por un lugar en el primer equipo. Como quedó dicho el punto más alto lo alcanzó Delgado (de 20 años), la figura de la cancha, pero Paulo Andrés Ferrari (de 19), Hernán Nicolás Encina (de 19) y Lucas Correa (de 17) no desentonaron. También hay que hacer un reconocimiento para Jota Jota López, que en la previa al clásico apostó fuerte por los pibes y estos le respondieron con acierto. Si bien ya había insinuado algo de su repertorio, César Delgado asomó anoche en el Gigante en todo su esplendor. El Chelito mostró que es encarador, incisivo, punzante y contundente. Es hábil en velocidad y tiene un pique corto que lastima. Tiene el arco entre ceja y ceja y no se queda en el amague. En el primer doble enganche que hizo ante Manrique y Páez y disparó un zurdazo que se fue cerca, mostró su sello. Y como para que los canallas se ilusionen, a los 6 minutos se presentó en sociedad con un golazo, el segundo en primera -había marcado ante Huracán-. La jugada fue propiedad casi exclusiva de los pibes. La armaron entre Ferrari y Correa, y el Chelito la terminó con un golazo, luego de que Rocha diera rebote a un disparo de Pizzi. Lo de Ferrari (lateral izquierdo) y Encina (volante por derecha) también fue bueno en líneas generales, aunque los dos mostraron que les resulta más cómodo pasar al ataque que defender. El lateral se proyectó seguido y con criterio, mostró mucha garra y personalidad en la marca, aunque fue desbordado por su sector, sobre todo cuando Galván, primero, y Montenegro, después, llegaban libres de marca. En su descargo hay que decir que nunca tuvo un volante por ese sector que tapara las subidas rivales. A Encina, que por su físico se parece a Omar Palma, le costó bastante tapar el fútbol que por ese sector generaba Guiñazú y las subidas permanentes de Pernía. Mostró personalidad y nunca bajó los brazos pese a quedar en desventaja numérica en algunos pasajes. Se siente mejor pasando al ataque que teniendo obligación de marca. Tiene buena dinámica. De Lucas Correa es quizá de quien más espera el hincha. Y el pibe, pese a ser el más flojo de los cuatro, cumplió. De todos modos, la explicación al hecho de que su juego no haya sido vistoso ni desequilibrante se puede buscar en que jugó como carrillero por izquierda, en lugar de hacerlo como enganche, su puesto natural. Al pibe, que no siente la marca, le ganaron seguido la espalda y a sus pies la pelota llegó pocas veces. No obstante, cada vez que pudo mostró su buena pegada.
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