Washington. - El presidente George W. Bush reconoció ayer que el brote de ántrax, que ya dejó cuatro muertos en el país, es "una segunda ola de atentados terroristas" contra EEUU, tras los ataques del 11 de septiembre sobre el Pentágono y las Torres Gemelas de Nueva York. Bush dedicó ayer por primera vez todo su discurso radial sabatino a la ola de ataques bioterroristas con ántrax, que tiene en jaque a las instituciones federales y los medios de comunicación y a los habitantes del país muy atemorizados por la posibilidad de que la bacteria llegue a sus casas a través de la correspondencia. Según el presidente norteamericano, "no hay precedentes de un ataque biológico de este tipo", que está siendo llevado adelante por desconocidos que enviaron cartas con ántrax a la Casa Blanca, el Departamento de Estado, la Corte Suprema, el Congreso, muchos otros edificios federales y un puñado de medios de comunicación, entre ellos televisoras y diarios. Hasta ahora, la policía federal no logró buenos resultados con su investigación, cuyas pistas llevan, en su mayoría, hacia "fuentes locales" de la agresión, que podría incluso estar siendo perpetrada con ántrax producido en EEUU. Las fuerzas de seguridad, reconoció el presidente, todavía no saben si la ola de ántrax proviene "de los mismos terroristas que cometieron los ataques del 11 de septiembre o si se trata de otros terroristas, internacionales o domésticos". Bush prometió que "resolveremos estos crímenes y castigaremos a los responsables", al tiempo que pidió a la población tomar "precauciones apropiadas" ante la expansión de las esporas. Enfrentando las tibias pero crecientes críticas sobre el manejo oficial de la crisis del ántrax, Bush se declaró "orgulloso de la calma y respuesta razonable de nuestros ciudadanos ante estos ataques". El presidente dijo que "al tiempo que aprendamos más sobre estos ataques con ántrax el gobierno compartirá con ustedes la información creíble y confirmada que obtenga". La ola se inició a principios de octubre, cuando se descubrieron las primeras cartas con ántrax en el edificio de una editorial de Florida, uno de cuyos fotógrafos murió luego de contraer la forma pulmonar de la enfermedad, la más letal. El ántrax siguió luego su ruta a través de Nueva York, donde apareció en redacciones de diarios y televisoras, y alcanzó el punto máximo de alarma cuando una carta con un cultivo purísimo fue abierta en las oficinas del líder demócrata del Senado, Tom Daschle, provocando una inédita clausura del Capitolio. Tras la muerte de dos carteros de Washington, por cuyas manos podrían haber pasado algunas de las cartas asesinas, las autoridades y el país vieron crecer dramáticamente los temores cuando una mujer de Nueva York, sin ningún tipo de relación con la manipulación de cartas con ántrax, murió la semana pasada tras haber contraído también la forma pulmonar de la enfermedad. A los ciudadanos temerosos por la expansión de las esporas, Bush les dijo que el gobierno "está trabajando para proteger a la población en base a la mejor información posible". Por ahora, las autoridades sanitarias pusieron bajo tratamiento a todas las personas que pudieran haber estado expuestas al contacto o la inhalación del ántrax en aquellos lugares adonde llegaron las bacterias, y acordó con la firma alemana Bayer la compra de cien millones de pastillas de Cipro, el antibiótico preferido para enfrentar la enfermedad. Pero en el frente de la investigación, los resultados son todavía desalentadores. Además, las falsas alarmas y las bromas obstaculizan las investigaciones. Ayer, el FBI anunció haber llevado adelante un operativo en un edificio de apartamentos en Trenton, Nueva Jersey, y la detención allí de un hombre, al parecer de origen medioriental, sospechoso de haber violado las normas migratorias. El de ayer se suma a las casi mil personas que están detenidas o arrestadas en la investigación por los atentados, tanto los del 11 de septiembre, como la "segunda ola", como la llamo Bush, llevada a cabo a través de las cartas con ántrax. (Ansa)
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