Año CXXXIV
 Nº 49.284
Rosario,
lunes  29 de
octubre de 2001
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El personaje
Un buscavidas de alma que conoce la calle como pocos

Es "Campanita" o "Cabezón", según donde esté. No hay dudas de que se trata del manisero de la cancha de Argentino o el vendedor de churros y bolas de fraile que anda por la zona norte. Alejandro Acosta (55 años) es un buscavidas de alma y desde hace más de 40 años le da de comer a su familia con su trabajo de vendedor ambulante. Se crió en Parque Casas y ahora vive en el Fonavi. Ya es una marca registrada en el barrio. Tiene amigos por todos lados, además de su clientela infalible de La Florida, Lomas de Alberdi y el complejo de Agua y Energía. "En mi barrio no puedo vender porque me apuran con el fiado", reconoce. La platea de los salaítos no se habilita si no está él con su campanita que agita cuando el local hace un gol o gana mientras vende a los hinchas sus cucuruchos con maní. Durante la semana se lo ve con su delantal blanco y en bicicleta ofreciendo la mejor mercadería para acompañar el mate de la tarde. La crisis hizo que tuviera que "patear" más la calle para ganar lo mismo o menos, pero ya está acostumbrado. Siempre optó por ser independiente. "Patrones tienen los perros", dijo una vez.


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