Esta vez, la fiesta del padre Ignacio para celebrar el aniversario de la Cruzada Espíritu Santo fue bien popular y de campo. A pesar de la lluvia de las últimas horas y el barro que anegó el predio de la casa de los seminaristas, unos tres mil fieles se dieron cita para acompañar al religioso. El encuentro tuvo lugar en la casa de formación de sacerdotes, al lado del campo recreativo Luz y Fuerza, en el límite norte de la ciudad. Primero se celebró una misa y después llegó el almuerzo. Tres carpas se montaron para albergar a los comensales, que pagaron una tarjeta de 20 pesos, dinero destinado a seguir con la obra del seminario. Unos 500 colaboradores del padre trabajaron para servir 1.500 kilos de asado, tres mil chorizos y otras tantas morcillas. Ignacio saludó a todos los fieles que soportaron estoicamente el calor y la humedad bajo las carpas. Junto a él estuvieron los otros sacerdotes de la Cruzada, el intendente Hermes Binner, el jefe de Policía y un grupo de empresarios amigos. El gobernador Carlos Reutemann no fue porque sobrevoló las zonas inundadas del sur provincial. También hubo sorteos y premios para varios.
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