Convivir cotidianamente con bonos como instrumento corriente de pago es algo que por estos días deben comenzar a plantearse los habitantes de Santa Fe, una de las administraciones que resistió con más fuerza esta idea y cuya población es una de las menos experimentadas en instrumentos de este tipo.
Pese a que el gobierno de Carlos Reutemann se manifestó en sucesivas oportunidades contrario a generalizar los bonos en la economía doméstica de los santafesinos, la decisión del gobierno nacional de pagar las deudas de coparticipación con papeles no dejará demasiadas alternativas. "Si se emiten títulos con efectos cancelatorios va a ser otra moneda y se usará en forma paralela al efectivo", admitió el ministro de Hacienda de Santa Fe, Juan Carlos Mercier.
Frente a los hechos consumados un grupo de economistas y dirigentes de la actividad comercial de la provincia analizaron para La Capital cómo será vivir con bonos en Santa Fe.
Más allá de las diferencias, los analistas coinciden en que se trata de una forma solapada de emisión de moneda y alertan sobre los riesgos de inflación que puede traer una emisión excesiva sin respaldo, aunque reconocen que es una herramienta insoslayable para un gobierno nacional incapaz de pagar sus deudas.
A la hora de definir los límites del instrumento, los economistas hablan de la "confianza" de la gente como el techo al cual no se puede sobrepasar, de lo contrario los títulos "comienzan a perder valor y se reducen los ingresos de la población".
Por su parte, los dirigentes empresarios y comerciales de Rosario y Santa Fe manifestaron su desagrado ante la circulación de bonos como forma de pago corriente, pero no dejaron de reconocer que los comercios se verán obligados a aceptarlos para mantener sus ventas.
La disputa entre la Nación y los gobernadores aún sigue abierta como también qué tipo de instrumentos se utilizarán. A priori, el ministro Domingo Cavallo reconoció que ya están en imprenta los 1.300 millones en Letras de Cancelación de Obligaciones Provinciales (Lecop), un título que emite la Nación pero con garantía de coparticipación de las provincias.
En la vereda de enfrente, las administraciones menos endeudadas entre las que se alínea Santa Fe, pretenden que la emisión se ejecute con garantía de la Nación (Lecon).
Aunque el instrumento puede variar, lo cierto es que el gobierno santafesino de una u otra forma estará recibiendo bonos y por los montos que involucran las deudas de la Nación, deberá transferirlos al pago de sus obligaciones con proveedores y salarios.
Por añadidura, los bonos llegarán a la economía doméstica y comenzarán a circular a la par del dinero en efectivo.
¿Qué efectos pueden tener sobre los proveedores y los empleados públicos? ¿Cuál es el límite de su utilización que no perjudique la sanidad de las finanzas provinciales? ¿Son reactivadores de la economía?
"El hecho de que la provincia de Santa Fe emita bonos y se deba convivir con ellos significará un efecto pobreza para los santafesinos", explicó Salvador Di Stéfano, analista de la Fundación Libertad, "porque van tener que aceptar una quita sobre su valor nominal", agregó.
Esto sólo puede cambiar "si el Estado los toma al 100 por ciento", agregó Di Stéfano.
Tulio Ceconi, economista de la Fundación Mediterránea de Rosario, la utilización de bonos "es un paliativo aceptable si se mantienen ciertos límites y no ingresan al sistema bancario".
"Es una alternativa aceptable en el corto plazo", precisó el economista.
En el mismo sentido se expresó Eduardo Remolins economista de la Universidad Austral. "El Estado nacional no puede inyectar liquidez al sistema emitiendo moneda, ni pidiendo dinero a los bancos, ni emitiendo deuda, entonces lo hace vía bonos", explicó.
A su criterio, la jugada le permite al gobierno contar con "un margen de maniobra para reactivar la economía. Sólo que si no logra hacerlo antes de que la gente se canse y desconfíe de los bonos, la herramienta revienta", sentenció.
En una economía ceñida por la convertibilidad, la emisión de bonos en forma generalizada -ya que los instrumentos circularán en todas las provincias que lo reciban como pago de coparticipación- es interpretada como una forma solapada de emisión de moneda.
El primero en reconocerlo es el propio titular de la cartera económica santafesina, quien explicó que se trata de una "cuasi moneda".
Un guiño a la convertibilidad
En esa apreciación coinciden los economistas. "Si no hay quita del valor del bono es lo mismo que el dinero", explicó Enrique Lingua asesor en temas tributarios. "Si cobro 500 pesos en bonos con valor cancelatorio de 500 y lo uso con ese importe para comprar cosas es como si fuera plata", agregó el analista, quien, sin embargo advirtió que de este modo "se inventa moneda y se quiebra de alguna forma la convertibilidad".
El esquema de convertibilidad tiene reservas excedentes por 1.500 millones de dólares. "Según los datos del Banco Central de la República Argentina (BCRA) al 15 de octubre se pueden emitir bonos hasta ese valor", explicó Di Stéfano, "si se supera esa cifra, entraríamos en un deterioro marcado de la moneda y eso sería preocupante", agregó.
Si el Estado puede asegurar el poder cancelatorio del bono, es decir, que al término de su plazo pueda responder por él, su utilización no generaría demasiada convulsión en la economía real.
El riesgo de una reactivación engañosa
En una recesión que parece no tener fin, ¿pueden los bonos constituirse en una herramienta de reactivación del consumo? \Los comerciantes, quienes experimentaron a través de sus colegas de Buenos Aires el intercambio con patacones, tomaron la palabra. "Al principio los patacones tuvieron una oleada reactivadora porque la gente se deshizo rápidamente de los papeles ante la incertidumbre, pero la realidad demostró que con el mismo salario no hay aumento de consumo y los indicadores cayeron", dijo Elías Soso, presidente de la Asociación Empresaria de Rosario y vicepresidente de la Coordinadora de Actividades Mercantiles (Came).
El presidente del Centro Comercial de Santa Fe, Carlos Ureta Casabianca, manifestó su disgusto por una medida de este tipo. "El criterio de sacarle efectivo a la gente es peligroso, porque agudiza el ya deprimido nivel de consumo", expresó el dirigente santafesino.
En el mejor de los escenarios, si los títulos tienen paridad uno a uno con el peso y pueden utilizarse libremente para afrontar todo tipo de obligaciones como impuestos, servicios e incluso compra de bienes, los habitantes de Santa Fe tendrían en su bolsillo el mismo dinero que antes.
En la peor de las situaciones, los bonos pueden ir perdiendo su paridad y en ese caso los ingresos de los santafesinos se desinflarían.
"No imagino un crecimiento del país si los que dan la vuelta a la rueda del dinero son siempre los mismos", sentenció Lingua. "Lo que se necesita es reactivar, que los que no tengan trabajo lo consigan y los que no tienen plata la tengan, que haya ocupación", dijo.
Ceconi aclaró que "no hay que pensar al bono como un instrumento que resuelva el problema de la recesión, pero sí como una salida frente a un gobierno que no tiene modo de hacer frente a sus obligaciones".
Eduardo Remolins, de la Universidad Austral, alertó sobre el diferente grado de aceptación de los bonos en cada ciudad de la provincia. "Habrá una diferencia de penetración en el mercado", dijo. "Como sucedió en La Plata con los patacones, en la ciudad de Santa Fe los bonos tendrán más incidencia que en otras localidades. El taller mecánico, el quiosco o el almacén de la capital provincial notarán cómo realmente cobran dinero que provienen de las arcas santafesinas e inevitablemente tendrán que aceptar los bonos para que no caiga su demanda".
"En el resto de la provincia, quizás se va a notar menos y la disposición para aceptar los bonos también puede ser menor", agregó.
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Las advertencias
A la hora de definir los límites en el uso de un instrumento de este tipo como forma de pago, los economistas coincidieron en que llegarán de la mano de la gente. "La emisión llega al límite cuando la gente lo repudia, y por ende, los acepta por debajo del valor. Allí comienzan a perder valor y efectividad. Si antes de que esto ocurra la economía no se reactivó la herramienta está perimida", dijo Remolins.
En el mismo sentido se expresó Ceconi: "Cuando la gente empieza a dudar de la capacidad de pago del Estado y el precio del bono cae, el mecanismo se agota". Por otra parte, advirtió sobre el efecto inflacionario que podría generar en caso de exceda en la emisión, lo que al mismo tiempo atentaría contra una segunda emisión.
"¿Por qué en lugar de emitir bonos, el Estado no baja el gasto público?", se preguntó Di Stéfano, de la Fundación Libertad, quien consideró que las provincias tienen todo el derecho de cobrar sus deudas en efectivo y tildó como "una política errónea de la Nación" la emisión de títulos para cancelar obligaciones.
Por otra parte, Ceconi reparó en la necesidad de que los bonos no traspasen el límite del sistema bancario.
Ureta Casabianca apuntó además que los bonos pueden generar una escalada especulativa "que termina perjudicando siempre a quienes tienen menos recursos".
"El que tiene dinero puede acumular bonos e incorporarlos a menor precio al mercado, mientras quienes tienen menos ingresos están obligados a comercializarlos como sea, en el mercado real", explicó.
Disgustados pero sin alternativas para escapar de la medida. Una situación en la que coinciden el gobierno provincial en su relación con la Nación y los comerciantes respecto de la administración santafesina. Pese a todo, la herramienta suena cada día con más fuerza y es hora de pensar cómo los santafesinos le pondrán el pecho para sacarle el mejor provecho posible.