Año CXXXIV
 Nº 49.281
Rosario,
viernes  26 de
octubre de 2001
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El ministro se juega su última carta para evitar el descalabro
Cavallo prepara un menú de ajuste y reforma previsional
Planea abolir el sistema de reparto, liquidar la Ansés y recortar el presupuesto para ahorrar 10.000 millones

Mientras Domingo Cavallo destinaba la mayor parte de la jornada de ayer a negociar con los gobernadores un nuevo esquema de coparticipación, el gobierno trabajó a toda marcha en un duro programa de ajuste que le permita salir de la crisis de confianza y acceder a menores costos al mercado internacional de capitales. El equipo económico se encuentra analizando un conjunto de medidas de ajuste coyunturales y estructurales que incluyen desde la reforma integral del sistema previsional hasta una drástica reducción de partidas presupuestarias.
Los ejes del paquete pasarán por modificaciones de los regímenes impositivo, presupuestario y previsional. Entre las medidas que están en carpeta, el ministro está considerando la eliminación del sistema público de reparto del régimen jubilatorio y la liquidación de la Ansés.
Un par de semanas atrás, el ministro había archivado la idea dado que confiaba plenamente en que el esquema del canje de deuda podía prosperar. La negativa de los banqueros y de las AFJP a aceptar una reducción en los rendimientos de los títulos en cartera lo obligó a cambiar de estrategia.
La iniciativa volvió a cobrar cuerpo en las últimas horas y la operación estaría apoyada en un esquema netamente de capitalización, desapareciendo a futuro nuevas obligaciones para el fisco.
El gobierno obligaría a las AFJP a cubrir el déficit previsional a través de un bono a largo plazo, a la vez que esas entidades tomarían a su cargo la tarea de liquidar los nuevos beneficios, disminuyendo sustancialmente los tiempos en los que los nuevos jubilados reciben su haber previsional.
Al mismo tiempo, las autoridades están estudiando que las AFJP se hagan cargo de la recaudación de los aportes de la seguridad social a través del sistema bancario. Por cierto que los bancos son los principales accionistas de las administradoras, disminuyendo así sustancialmente los costos de administración y fiscalización.
Además, habrá medidas de recortes presupuestario que abarcan un cierre anticipado del ejercicio y eliminación de subsidios y transferencias, una medida que ya había intentado infructuosamente el ex ministro Ricardo López Murphy.
Paralelamente, y en uso de las facultades que se derivan de los "superpoderes", el gobierno pondría fin a una serie de subsidios que implican una erogación de unos 800 millones de dólares anuales, entre los que entrarían las naftas patagónicas, el Fondo del Tabaco y el ferrocarril metropolitano.
Por otra parte, en la reunificación de todos los fondos sociales y en el rediseño del gasto se eliminarían los costos de la administración de esos recursos.
Fuentes de Economía estiman que durante el ejercicio 2002 estas medidas producirán un ahorro total de unos 10.000 millones de dólares, un número con el cual el ministro piensa seducir a propios y ajenos.
Al mismo tiempo, si las negociaciones con las provincias llegan a buen puerto, allí habrá otro fuerte ahorro que se complementaría con las operaciones de canje de deuda.

La cocina del ajuste
El diseño de todas estas medidas comenzó a trabajarse durante la semana pasada y ayer adquirió un ritmo más veloz, luego de que el ministro de Economía regresara desde los Estados Unidos, con más dudas que certezas respecto de un eventual apoyo adicional por parte de la comunidad financiera de negocios y por parte de los organismos multilaterales de crédito.
A pesar de haberse estancado las negociaciones con los bancos locales y con las AFJP por un eventual canje de deuda y ante la amenaza de las agencias calificadoras de colocar en "default" las deudas que generen pérdidas a los inversores, el gobierno mantuvo renovados contactos con banqueros y administradores de carteras.
En el Palacio de Hacienda se trabajó durante toda la jornada en el soporte jurídico de las nuevas medidas que llevan consigo un delicado equilibrio normativo.
Los funcionarios ponen especial celo en la estructura normativa puesto que quieren evitar que cualquiera de las medidas sea blanco de recursos judiciales.
Cavallo se juega su última carta y el tiempo corre velozmente. El programa no está terminado y el Cavallo se pasará el fin de semana encerrado con sus colaboradores para elevarlo al presidente De la Rúa el lunes.
El patriarca del radicalismo, Raúl Alfonsín, le planteó ayer al presidente Fernando de la Rúa su preocupación por el contenido del paquete de medidas que prepara el equipo económico y le advirtió que no respaldará un nuevo ajuste en los salarios de empleados públicos y jubilados.



Cavallo quiere eliminar subsidios y transferencias.
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