"Realmente era una persona distinta", arrancó diciendo Pablo, quien mucho tiempo después que le ocurrió el accidente se decidió a jugar al fútbol. "Mi parte pesimista se negaba... yo no voy a saber jugar me repetía una y otra vez. Pero pensé en positivo, un día empecé y hoy estoy orgulloso de compartir este grupo", completó. "Aprendí cosas que no sabía y estoy contento de poder jugar a la par de ellos, porque cuando empecé el fútbol era algo nuevo para mí". -Si tendrías que darles un mensaje a otros muchachos en tu situación. ¿Qué les dirías? -Que se saquen un poco el resentimiento moral que puedan tener adentro y vengan a jugar con nosotros. Verlo desde afuera y estar adentro es algo totalmente distinto. Dentro del grupo también está Hernán, quien con 15 años es el benjamín del grupo. Es delantero y, como tal, terror de las defensas rivales. "Hace poco que me incorporé al grupo y con ellos me siento mucho mejor", aseguró el ariete que tiene por ídolo "al Diego". Sin prisa pero sin pausa, Hernán recorre un nuevo camino y sabe muy bien lo que quiere: "Mi objetivo es jugar lo mejor posible. Para este Mundial el equipo está casi formado pero en los próximos quiero estar", confió. Gustavo tiene toda la pinta de ser un verdadero personaje. Identificado con Riquelme se hace llamar Romy. Obviamente es hincha de Boca. Al contar su experiencia no ahorra palabras: "Antes de tener el accidente, el fútbol me gustaba. Después del accidente jugué al básquet con discapacitados pero surgió esto de formar un equipo con chicos amputados. En un primer momento pensé que no iba a poder jugar, me escondía porque me faltaba una pierna. No quería saber nada, pero gracias a los chicos que conocí me sacaron adelante. Yo tenía vergüenza y hoy sueño como lo hace un jugador normal de primera". -¿Cómo vivís esta convocatoria para representar a Argentina en un Mundial? -Al Mundial lo sueño todas las noches. Pienso en todo, en mis amigos, en cómo vamos a salir, en los partidos... me gustaría decirle a todos los chicos que tienen problemas similares a los nuestros que se quieren acercar a practicar con nosotros, sería muy bueno. Por ahí el año que viene tengan la posibilidad de jugar en nuestro lugar. Me gustaría seguir jugando pero también enseñarles a jugar a chicos que no tengan experiencia. -¿No tenés miedo de que te quiten el puesto? -No, una vez que yo participe en este Mundial si me quitan el puesto no me importa, ya habré participado de uno. Me gustaría darle el lugar a otro que nunca tuvo esa experiencia. Yo le doy mi lugar... eso sí, si juega mejor que yo. Cristian es canalla y también fue convocado para el Mundial de Brasil. "Con el fútbol baje de pesó y dejé de fumar", dice ufanándose del milagro y a manera introductoria. "Me acuerdo cuando empezamos jugábamos con pelotas rotas, ahora mal que mal nos dieron unas remeras y tenemos un par de bochas nuevas", confesó. Al hablar del Mundial no dejó lugar a grises: "Queremos la copa. El dueño de casa puede ser Brasil, pero la camiseta de Argentina pesa", recalcó. Los minutos fueron transcurriendo y un silbato indicó, como todos los martes o jueves a las 19.30, el inicio de un nuevo entrenamiento. Antes de entrar en acción remató la charla diciendo: "Que la gente nos vaya a ver a nosotros nos pone más contentos, porque sabemos que no vamos a estar solos. En cada práctica hacemos todo el esfuerzo posible y tratamos de que cada entrenamiento sea mejor, por eso nos gustaría que la gente nos apoye".
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