Venado Tuerto. - El director municipal de Bromatología, José Coda, deslindó responsabilidades en torno al control que debe ejercer sobre las panaderías de la ciudad que manipulan bromato de potasio ya que el área depende de la provincia. Asimismo, pidió que la tarea sea descentralizada en favor de los municipios.
El trabajo de los alumnos de la Escuela Técnica 402 fue elogiado por Coda y por el intendente venadense Roberto Scott, aunque aclararon que no es prueba para sancionar. Sin embargo, cargó contra los panaderos al decir que "la mayoría sabe que la sustancia está prohibida".
Coda se quejó de que el único organismo que tiene potestad de sanción es la Dirección Provincial de Bromatología y sostuvo que "desde hace meses el foro de intendentes de la provincia viene reclamando más autonomía en el tema". Los municipios reclaman un mayor poder de policía y -fundamentalmente- apoyo para armar laboratorios que permitan realizar controles básicos de alimentos y bebidas. "La problemática de Venado es la misma para todos los municipios", afirmó, y reclamó autonomía "como tiene Rosario, que puede sancionar y clausurar negocios que vendan productos en mal estado".
Por su parte, el delegado de Bromatología provincial en la zona, Carlos María Larroux, relativizó el tema. "El bromato de potasio fue prohibido por una cuestión política y en el marco del Mercosur y no por una cuestión sanitaria ya que no está probado que produzca tanto daño como dicen. Está prohibido en la Argentina y no debe utilizarse, pero en Estados Unidos está permitido", dijo Larroux, para quien "el grado de toxicicidad no es tan grave como dice el estudio".
Los análisis
El funcionario admitió que el trabajo está bien, aunque no es prueba suficiente para sancionar ya que "no se sabe si los reactivos utilizados son los que corresponden; hay que corroborar si los análisis químicos están avalados técnicamente y desde el punto de vista formal".
Uno de los motivos por el cual los panaderos de la ciudad utilizan bromato de potasio está vinculado a su bajo costo. Existen sustitutos permitidos que las panificadoras locales no manejan por su elevado costo. Por ejemplo la utilización de Calsa SB en la elaboración del pan cuesta alrededor de 50 pesos cada diez kilos y se usan 750 gramos cada cincuenta kilos de harina. La Calsa Max tiene un precio de mercado de 40 pesos, en su envase de 1,5 kilo, y se usan de 15 a 35 gramos cada cincuenta kilos de harina.
Al usar bromato de potasio los costos bajan considerablemente. Un kilo del compuesto cuesta trece pesos y se utilizan cinco gramos cada cincuenta kilos de harina. La diferencia la paga la gente con su salud.