Mauricio Tallone
Mamá Bety no se animó a vociferarlo a los cuatro vientos, pero en su interior reinaba una fe ciega de que su hijo le obsequiaría el mejor regalo en su día. Por eso apenas se levantó y escuchó la voz de Federico que la llamó para saludarla supo que viviría el domingo soñado. Intuición de madre que le dicen. Algunas horas más tarde, aquella percepción materna se haría realidad. El Torpedo Arias sacó a Central del tren derrotista en el que estaba sumergido y le dedicó a la vieja el gol del triunfo ante Banfield. Cumplir con el deber de hijo que le dicen. -Es de imaginar que el gol se lo dedicaste a tu mamá. -Sí, a ella y a todas las madres de mis compañeros, de Romina, mis tías y mis abuelas. -¿Tiene un sabor especial hacer un gol en el Día de la Madre? -La verdad, le hice un lindo regalo a la vieja. Un rato después del partido, Arias charló a solas con Ovacion en la casa de sus padres y reprodujo las imágenes de una tarde que le salió redondita. Y aunque la cena de la vieja estaba casi servida, el delantero no dudó en postergar algunos minutos el asado al horno con papas y se prestó sin dramas a desmenuzar el día en que Central se acordó de ganar. "No podíamos perder otro partido y menos jugando en el Gigante. Por eso estos tres puntos que logramos ante Banfield nos permitirán trabajar con más tranquilidad durante la semana", resumió el Torpedo a la hora de valorar la actuación del domingo. Si bien el Central que asomó la nariz en el complemento ante Banfield no se miró en el espejo del buen funcionamiento, la presencia intimidante del Torpedo fue clave para edificar una victoria necesaria. Con el resultado puesto esta visión tampoco admite flaquezas: el delantero canalla se erigió en la gran figura porque supo taladrarle el cerebro a una defensa como la de Banfield, que hizo agua cada vez que la encaraba. Pero debajo de esa cáscara sabrosa asomó también una sensación que trasciende a una tarde triunfal: ante la ausencia de Pizzi, Central encontró un nuevo goleador. -¿Sos el nuevo goleador de Central? -No, el único goleador de Central es Pizzi. Yo simplemente tuve la suerte de convertir el gol del triunfo, pero el que los hace siempre es Juan. -Pero no podés negar que esto de convertir se te está haciendo un hábito. Marcaste uno contra Boca y otro ante Banfield. -Sí, pero el único que sirvió fue el del domingo porque ganamos. -¿Qué te pasó en el gol, te abriste demasiado y por un momento hiciste sufrir a la gente más de la cuenta? -Lo que pasó es que cuando hice la gambeta para pasar al arquero me quedó larga y tuve que levantar la cabeza para ver si venía un compañero mejor ubicado que yo. Cuando vi que mis compañeros estaban más atrás, decidí meter la gambeta larga porque si dudaba me podía perder también el gol. -Es la ventaja que tienen los delanteros que manejan los dos perfiles como vos. -Sí, puede ser. Sin caer en exageraciones, el hecho de pegarle a la pelota con las dos piernas me permitió hacer el gol. -¿Creés que de a poco te vas transformando en una pieza importante del equipo? -No, acá todos somos importantes. Simplemente soy una pieza más en el andamiaje ofensivo.
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