Año CXXXIV
 Nº 49.276
Rosario,
lunes  22 de
octubre de 2001
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Arias lo hizo
Central volvió al triunfo con un gol del Torpedo

Javier Parenti

Arias lo hizo. Todo Central festejó con su gol. El del triunfo. El que les permitió a los canallas volver a festejar en el Gigante y cortar una racha de tres caídas seguidas. Un gol, la diferencia ínfima ante el último pero suficiente para sumar tres puntos. Valiosos, aunque hayan sido ante Banfield, e importantes para demostrar que el equipo aprendió a no confiarse. Sufrió al final, como siempre, pero no por el rival sino porque ya parece una costumbre canalla. Pero los hinchas se fueron sonrientes. Era fundamental.
Cómo ganar y no morir en el intento, cómo atacar sin padecer sofocones. ¿Cómo? En forma ordenada, sin regalar nada. Buscando los espacios y apostando las fichas necesarias. A la velocidad de Arias y a la seguridad de la dupla Muñoz Mustafá-Díaz, que casi no tuvo fisuras.
Así jugó Central de arranque hasta darse cuenta de que enfrente estaba un Banfield con demasiadas limitaciones, al que la A parece quedarle demasiado grande. Y entonces el canalla impuso su juego. Dominó el escenario y buscó hacerse protagonista de la película de la tarde.
Aunque la primera escena de riesgo llegó rondando los 20', cuando Arias se soltó por primera vez pero Pizzi no pudo con Lucchetti, quien mandó la pelota al córner, del que llegó el cabezazo de Daniel Díaz que se estrelló en el travesaño.
Ahí empezó la acción canalla. Pero no sería nada fácil porque uno de los muchachitos de la película no cumplió al pie de la letra su papel. Si no, cómo explicar el gol que se comió Pizzi cuando sólo tenía que empujar la pelota a la red. Sin embargo, el goleador y el lanzador intercambiaron los roles y desorientaron a un Banfield que había perdido al único jugador distinto en pleno partido, cuando Garrafa Sánchez se aisló de la creación y sin la pelota no pesó.
El primer acto llegaba a su final con la gran emoción. Esta vez el pase fue de Pizzi a Federico Arias, para que el Torpedo estallara en el grito de gol con una definición justa al primer palo y al ras, tras dejar en el camino a Lucchetti. Era la diferencia justa. La que necesitaba Central para volver a creer.
El 1 a 0 era un buen negocio para los auriazules, aunque de local y ante el último de la fila no pareciera tanto. Ayer no importaba tanto el buen fútbol porque los números mandan y obligan.
Eso se notó en el andar canalla en el complemento, cuando prefirió asegurar la victoria cediendo terreno. Es que Banfield no funcionaba para taladrar a la defensa local porque el Cata Díaz y Muñoz Mustafá fueron dos centrales de hierro, porque Diema y Rivarola no se proyectaron más y por la propia incapacidad ofensiva de los verdiblancos, que se quedaron en intentos a empujones.
Y fue victoria con aquel gol del Torpedo Arias. Era lo que importaba en el barrio canalla. Ya habrá tiempo de jugar lindo para los dirigidos por Jota Jota, el objetivo de hoy era ganar y Central sumó los tres puntos.



Erroz saluda a Arias, autor del tanto canalla.
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