Federico Arlía tiene un campo en la cuña donde se juntan las provincias de Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba. "En 1997 una lluvia nos puso muy contentos porque había una gran sequía brava. Pero de salvadora se transformó en devastadora. Comenzaron a llenarse lagunas que nunca más se vaciaron y hoy desbordan fácilmente provocando inundaciones continuas", describió.
Sin embargo, no todo es culpa de la naturaleza. Para el productor Juan Furno la situación fue provocada por el hombre. "Nos llenaron de agua con canales clandestinos que hizo Buenos Aires y hoy está el agua acá, hay estancias que hicieron zanjas hacia las calles", dijo el productor, y comparó: "Décadas atrás, hubo registros de lluvia de 1.500 milímetros que no influyeron en La Picasa".
Lo conflictivo de este tema tiene varios años. En 1976 hubo una gran discusión, incluso con armas, entre gente de Villegas y Córdoba por los famosos desvíos del Río V, al que le cambiaron el cauce. "Lo anticiparon y eso es lo que nos hizo daño a nosotros", reseñó Furno, y dijo que cuando La Picasa llegó a diez mil hectáreas, en 1988, los productores propusieron sacar el agua y nadie los escuchó.
Sobre llovido
Sin embargo, no es fácil volver a empezar ahora, más allá del agua. Arlía, quien en los momentos más críticos llegó a tirar cuatro mil litros de leche por día y perdió dos veces el capital y el tambo, lo explicó: "Estábamos dispuestos a volver a empezar pero hay que abandonar todo, el campo está inundado. Encima, cuando uno tiene emergencia queda desbancarizado", comentó.
"Fuimos a Buenos Aires a buscar una respuesta al Banco Nación pero nos explicaron que, a pesar de la buena voluntad, no pueden solucionarnos los problemas porque la Nación no homologa en tiempo y forma las emergencias. Por eso, sobre llovido, están llegando intimaciones que nos ponen muy nerviosos. Lo único que falta es que ahora nos rematen los campos".