Año CXXXIV
 Nº 49.276
Rosario,
domingo  21 de
octubre de 2001
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El equipo de Venado Tuerto se vino en picada hasta descender a la B
El ocaso de Olimpia y el dolor de ya no ser
Con una crisis económica profunda y administrado por un órgano fiduciario, el club intenta resurgir

Fernando Gabrich

Aquella noche triunfal del 15 de junio de 1996, cuando Olimpia venció a Atenas y se consagró campeón de la Liga Nacional, aparece demasiado lejana en la memoria colectiva de los habitantes de Venado Tuerto. El inolvidable triple de Jorge Racca que se clavó como una puñalada mortal en el corazón de los hinchas de Corinthians y le otorgó al club del sur santafesino la primera edición de la Liga Sudamericana, se transformó en una leyenda que deambula por las calles venadenses como algo que difícilmente pueda repetirse. Igual que la final Intercontinental perdida ante el Panathinaikos de Grecia en un tercer partido. El Olimpia que supo iluminar el básquetbol argentino hace apenas cinco años, hoy, ya descendido a la Primera B, vive sus horas más duras. Pero pretende resurgir.
Con una situación económica alarmante, el club venadense debió apelar a la ley de fideicomiso (al igual que lo hizo Racing en el fútbol) en septiembre de 2000 para no desaparecer y ahora, administrado por un órgano fiduciario y apoyado por comité de apoyo (sufrió algunas bajas desde que se formó ya se fueron tres integrantes), busca alguna ayuda externa -llámese gerenciamiento o sponsorización- que le permita salir de una comprometida situación.
Con el cierre del Banco Integrado Departamental -su principal sponsor- y la detención de Roberto Cataldi, gerente general del mismo y presidente hasta ese momento de Olimpia, el club comenzó a hundirse. Porque si bien los títulos ganados fueron un año posterior a esto, se lograron por la estructura que se había montado. Pero después, sus dirigentes, especialmente los que estuvieron al frente en los últimos años, fueron incapaces de seguir generando recursos propios y de administrar un club en el que los gastos desmedidos fueron una constante. Así, Olimpia se comenzó a endeudar.
"En una primera instancia la deuda era de 1.800.000 pesos, después el síndico del concurso preventivo reconoció 600.000, pero con la ley de fideicomiso todo se reduce a un 40 por ciento", explicó el contador Víctor Hugo Berra, quien junto al abogado Juan Manuel Manzini y el dirigente Hugo Caviasso fueron designados por el juez Federico Longobardi para administrar los bienes de la institución.
Pero esta no es toda la deuda que Olimpia tiene. A estas cifras falta actualizarlas con las ocasionadas por el lanzamiento de la segunda tómbola que el club sacó a la venta y que nunca se encargó de pagar. Un hecho que muchos en Venado caratulan de estafa y que aún no tiene culpables.
"Lo que sucede es que hay que hacer una nueva verificación de crédito por el período comprendido entre la terminación el concurso y hasta que se hizo cargo el fideicomiso. Ahí pueden aparecer nuevos acreedores. Además se tienen que verificar los poseedores de la segunda tómbola, en la que a la gente se le sacó la plata y nunca se la retribuyó. Hemos hablado con el juez y estamos viendo la posibilidad de llegar a un arreglo con los poseedores de billetes", explicó Berra.
Lo de la tómbola se realizó en la última etapa de la comisión presidida por Di Benedeto, con valores de 200 pesos cada jugada, y aproximadamente se vendieron más de 2.000 números. Los sorteos nunca se realizaron. Y más allá de las promesas de Berra de realizar una auditoría "en el marco de sesenta días", lo cierto es que ésta aún no se hizo, a pesar de que el órgano fiduciario hace casi un año que está al frente de los manejos. Y los culpables, si es que los hubo, siguen dando vueltas por la ciudad.
"El pueblo de Venado quiere saber por qué se llegó a esta instancia y cuáles fueron los causales que determinaron este estado de insolvencia", prosiguió Berra.
Lo concreto es que si Olimpia continuaba con el régimen de concurso preventivo iba a la quiebra automáticamente. Y la ley de fideicomiso fue la salida para una situación que se tornaba inabordable. "Cada tres meses nosotros estamos obligados a informarle al juez cómo va la situación. Así lo hicimos y fuimos emparchando la situación. El juez ratificó lo actuado, confirmó el órgano y le dio un año más para ver la evolución de la institución. La situación es mala, pero si pensamos así nunca vamos a salir adelante", prosiguió Berra.

Resurgir como el ave Fénix
En esa búsqueda por salvar a un club que está con el agua hasta el cuello se formó un grupo de ayuda integrado por diferentes asesores de la ciudad, y así se logró elaborar un proyecto denominado Plan Fénix. "Eso significa resurgir de las cenizas", dijo Berra.
El lanzamiento del proyecto se realizará el próximo miércoles en el estadio. Allí, se convocará a la nostalgia cuando se proyecten imágenes de un pasado glorioso, que la tecnología pudo albergar mejor que la memoria. Además se presentará al nuevo técnico -es un hecho que será Víctor Hugo Daitch, ex ayudante de Lamas en el mismo Olimpia- y las tareas programadas para que el club pueda volver a ser. Una frase que todavía deja muchas incógnitas.
"A partir de noviembre y ya con el técnico designado comenzará el reclutamiento de los jugadores, porque vamos a buscar lo mejorcito de la región por una cuestión de costos. El plan apunta a tres años y la meta es volver en ese período al TNA", anticipa Berra. Pero más allá de las ilusiones del integrante del triunvirato, no son muchos los que se dejan llevar por el entusiasmo en la ciudad de Venado. El futuro de una de las instituciones que dejó un sello en el básquetbol argentino es tan impredecible como incierto. Lo mejor que le puede pasar es que genere recursos propios y que nutrido por sus inferiores pueda ascender escalones en lo deportivo. Lo peor es que el juez Longobardi vea que con el transcurso del tiempo las mejoras no aparecen y de esta manera decrete la quiebra y el club desaparezca, ya que al no poder generar recursos propios tampoco va a poder mantener las inferiores ni la liga local.
"Las perspectivas son las mejores, porque el plantel de chicos que tiene la institución es muy bueno, además se contratarán jugadores de la región y se podrá hacer una buena campaña", se entusiasma Berra. Pero la cuestión económica sale a escena y la realidad le pone freno a la ilusión. "Sí, la situación está más comprometida desde lo económico, porque lo que necesitamos es un sponsor de peso, que hasta ahora no se pudo conseguir. Con eso, más la ayuda publicitaria y el apoyo televisivo de la AdC, se podría cubrir la campaña. Pero una cosa está en función de la otra. Si lo deportivo mejora, también lo hará lo económico".
Para Olimpia hubo un tiempo que fue hermoso. Una época de estadios llenos y triunfos inolvidables. Después llegó el desmanejo y la mentira. Y la debacle fue un proceso que se veía venir. Hoy la realidad lo despertó con un cachetazo. Los números rojos lo pusieron en una situación incómoda. Como hace cinco años nunca hubiera imaginado. El orgulloso Olimpia tocó fondo. La gente siguió respaldando aún en las malas (un hecho fue la buena cantidad de espectadores que siguieron al equipo cuando ya estaba prácticamente descendido). Pero ahora debe empezar todo de nuevo. Habrá que ver si tiene la capacidad suficiente para resurgir de las cenizas.



Una gloria que por ahora será difícil que se repita.
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