Salta.- Un monaguillo de 19 años fue detenido ayer acusado de haber participado del crimen del sacerdote Ernesto Martearena, por cuyo homicidio fue detenido otro joven que en las últimas horas confesó y admitió su culpa, informaron fuentes judiciales. El monaguillo Marcelo Castillo se convirtió ayer en el segundo implicado en el crimen de Martearena, después de que el considerado autor material del homicidio, Javier Osvaldo Alanís -preso desde ayer-, lo señaló como su cómplice al prestar declaración indagatoria ante el juez Aldo Saravia. "Alanís confesó que mató a Martearena y relató que Castillo lo ayudó y actuó de campana mientras él apuñalaba al sacerdote", reveló una fuente judicial cercana a la investigación. Castillo fue arrestado sin oponer resistencia por personal de la Brigada de Investigaciones de la policía de Salta en una vivienda del barrio 17 de Octubre, en la perifería de la capital provincial. Según trascendió, Castillo habría actuado de "campana" mientras Alanís concretaba el macabro crimen de Martearena. También se supo que Alanís y Castillo tenían en su poder una copia de la llave de la puerta de entrada de la iglesia de Fátima, donde fue descubierto el lunes último el cuerpo incinerado de Martearena con 17 puñaladas. Al parecer, con una tarjeta de crédito del sacerdote, los detenidos habrían logrado sustraer en los últimos días cerca de 100 pesos de un cajero automático. El uso de esa tarjeta fue lo que llevó a los policías hasta Alanís, arrestado anteayer en Jujuy. El juez Saravia había ordenado su captura después de que se recibió información de que el joven había intentado extraer dinero en un cajero automático de esa provincia. La tarjeta fue retenida cuando el muchacho falló al digitar la clave. Además, la imagen de Alanís quedó registrada en el video del banco, cuyas autoridades enviaron el casette al juzgado de Saravia. Alanís, de 21 años, era considerado un "ahijado y protegido" del padre Martearena pero fuentes cercanas a la pesquisa advirtieron que el muchacho "tenía una conducta marginal, probablemente originada en graves desequilibrios psicológicos". "Más allá de sus orígenes de clase media de buena posición, Alanís era un marginal que consumía drogas y tenía antecedentes por hurtos en Jujuy", confió un investigador.Por su parte, Castillo solía actuar como monaguillo en misas oficiadas por Martearena, quien lo había recogido de la calle cuando era niño. "Hay gente que se amansa con la bondad o con la ayuda que reciben. Otros, en cambio, muerden la mano de quien les da de comer", reflexionó un policía de Jujuy que intervino en la investigación y detención de Alanís. Por el momento, la hipótesis más fuerte que manejan los pesquisas es la de homicidio en ocasión de robo, pero de todas formas se están analizando cartas halladas en la habitación del cura -dirigidas a él- que podrían cambiar el rumbo de la investigación. (Télam).
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