El principal sospechoso del crimen del sacerdote Ernesto Martearena llevaba una vida marginal y participaba de "fiestas negras y consumía drogas", reveló ayer un allegado a la investigación policial. Javier Osvaldo Alanis fue detenido bajo el cargo de homicidio calificado después de que intentara extraer dinero de un cajero automático con una tarjeta de crédito del sacerdote asesinado. Además de Alanis, la policía arrestó a una mujer por el delito de "encubrimiento", aunque no está clara su responsabilidad en el hecho. Martearena fue asesinado de 17 puñaladas, 14 de ellas en la espalda, y su cuerpo fue trasladado luego a su habitación en la Iglesia de Fátima, donde fue quemado. Por el momento, la hipótesis más fuerte que se maneja es la de homicidio en ocasión de robo.
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