 |  | cartas Las otras bombas
 | Unos días antes de esta nueva guerra, de este nuevo crimen de lesa humanidad, vi una foto de un niñito afgano tuberculoso, sostenido por su debilitada madre. Esta foto tan patética también puede ser la de un niño de cualquier lugar del mundo, y de nuestro país. Al verla pensé: no fue necesario arrojarle una bomba bacteriológica con los bacilos de Koch, no. Bastaron las bombas crónicas, que no hacen ruido; las bombas del hambre, del frío, del hacinamiento y de las demás injusticias sociales. Esta guerra que aparece 10 años después de la Guerra del Golfo producirá también incontables desastres humanos: genocidios y desastres ecológicos. Pero la vida continuará y yo me asocio a esa certeza. Ana María Zeno
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