Diego de Alvear. - El ánimo de los damnificados por la crisis hídrica alcanzó en estos días su punto máximo: en una asamblea popular estuvo a punto de imponerse la propuesta de romper el terraplén que contiene al sector nordeste de la laguna La Picasa. En su visita a la zona, el gobernador Carlos Reutemann escuchó anteayer la crudeza de la situación. El mandatario calificó a la situación como de extrema gravedad y convocó a una hermandad política entre las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe para buscar una solución definitiva. Dijo que el gobierno nacional debe sincronizar y equilibrar la situación.
Con una serie de cartas pidiendo soluciones para los anegamientos y la descripción de la gravedad del caso, Reutemann envió una delegación de funcionarios que ayer se reunieron en Christophersen con los afectados. Según un primer relevamiento el panorama hídrico del sur provincial empeoró con las últimas lluvias. Se contabilizaron varios cortes en caminos rurales, dos anegamientos sobre la ruta 8 y los ferrocarriles de la zona, y un retroceso del 50 por ciento en los trabajos que se venían realizando hasta el momento para paliar la situación.
Ante las claras señas de que la paciencia de los inundados se está agotando, la provincia llegó con la propuesta de estudiar la expropiación de unas 16 mil hectáreas, la mitad de la superficie que ocupa La Picasa, cuyo nivel está alcanzando los 10 metros de cota, con lo que se acerca a una situación de desborde. El fantasma de un colapso natural y fuera de control abona el pedido de que se destrabe el canal construido, pero esta iniciativa no puede realizarse por una decisión de la Justicia.
Los pasos en la Justicia
El nudo del conflicto hídrico interprovincial espera una respuesta de la Suprema Corte de Justicia para la presentación de Santa Fe para prohibir la entrada a su territorio del agua desde de Buenos Aires. El miércoles pasado, las tres provincias involucradas se reunieron nuevamente y Santa Fe propuso acelerar el uso del canal de la alternativa norte con la construcción de dos presas de regulación en las lagunas La Pantanosa y El Chañar.
Viviendo con el enemigo
"Me está costando muchísimo parar a la gente para que no rompa el terraplén donde está la estación de bombeo. Veo que tienen razón pero no puedo permitir que se haga una catástrofe de esa forma", relató el presidente comunal de Diego de Alvear, Francisco Primo. Según su relato, "la gente está indignada y no puede asegurar qué camino tomarán, a pesar de sus advertencias. Dicen que ellos también sufrieron una catástrofe y que ahora están fundidos", apuntó.
El jefe comunal dijo que su comunidad envió una carta a Reutemann para solicitarle una audiencia urgente. Si la entrevista no se concreta lo hacemos responsable de lo que pueda suceder", comentó.
Para la mayoría de los afectados se terminaron las palabras, ahora quieren que se abra el canal que se construyó para drenar La Picasa pero que no está habilitado por decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En Diego de Alvear el nivel de las napas se agudizó de tal forma que de las juntas del asfalto brota agua y del cordón de la vereda líquidos servidos porque los pozos ciegos se desmoronan.
También están resentidos los cimientos de las casas más antiguas y las labores agrícolas se dificultan por la falta de piso para las maquinarias. Para Gustavo Campo, director del Centro de Salud, "la apertura del canal no es una solución mágica, porque el agua seguirá por muchos años y lo importante es plantear cómo se van a encarar los problemas ocasionados por el agua en el corto y mediano plazo. El hecho de no contar con agua por red, potencia el peligro de contraer enfermedades por contaminación con los pozos sépticos".