El mando de la Flota del Norte ha encargado más de un centenar de féretros para enterrar a los 106 marinos cuyos cuerpos están a bordo y que no pudieron rescatarse en una primera operación de salvamento el pasado noviembre, cuando se hallaron doce cadáveres. El rescate con éxito del Kursk abrirá a su vez otra operación para intentar descubrir las causas de las dos explosiones sucesivas que echaron a pique el orgullo de la armada rusa. Con un presupuesto calculado en 65 millones de dólares, más otros tantos para investigar las causas del desastre, desmontar los dos reactores nucleares a bordo y desguazar el submarino, la ingente obra estuvo a cargo de las empresas holandesas Mammoet y Smit. Fuentes navales indicaron que tras el reflote del Kursk las brigadas de buzos recogerán del fondo varios fragmentos del la proa para estudiar las posibles causas del naufragio.
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