Además de la profunda tristeza que quedó en la hinchada argentina que alentó al equipo nacional en el XXXV Campeonato Mundial de hockey sobre patines ante el triunfo de España por penales, en el equipo nacional llegó la hora de la renovación para pretender seguir siendo protagonistas en el orden mundial.
Argentina jugó las cuatro últimas finales de la Copa del Mundo, de las que ganó dos, en Recife (Brasil) en 1995 y en Reus (España) en 1999, pero para seguir adelante tendrá que cambiar casi la mitad del plantel, de modo de poder armar un nuevo equipo desde atrás para adelante, algo que no ocurrió este año.
Un ejemplo de ello fue España, que vino a San Juan con el 90 por ciento de su equipo renovado, ya que solamente Iván Tibau jugó en el Mundial pasado, pero adosándole una gran cuota de experiencia, puesto que este jugador más Alberto Borregán y Ramón Benito ya ganaron con la selección española la Copa Europea y la Copa de las Naciones disputada en Montreaux, Suiza.
Igualmente hay que tener en cuenta que salvo Tibau, que tiene 31 años, Borregán y Benito tienen 25 y el resto del plantel no pasa de los 21, por lo que se auguran éxitos españoles para rato.
En el caso de Argentina, José Luis Páez, Gabriel Cairo y Facundo Salinas, el gran ausente, deberán dejar la selección por su edad, mientras que habrá que ver como evoluciona la seria lesión del arquero Juan Oviedo (ligamentos cruzados) y el desgarro de David Páez.
Como alternativas, Argentina tendrá que recurrir a la inagotable cantera hockística de San Juan, Buenos Aires y Mendoza, en cuya vidriera ya aparecen iluminados el delantero Emanuel García, que acaba de pasar de Estudiantil al Porto de Portugal, y el defensor Reinaldo García, del Olimpia sanjuanino al Porto, y que ya tienen roce internacional puesto que salieron campeones mundiales sub 17 en 1999, en Colombia.
La mejor demostración de la necesidad de renovar los planteles la muestra Italia, que vino a San Juan con Enrico Mariotti, que fue campeón mundial en el 86, y con el resto de los titulares ecuménicos del año 97 en Wooppertal, Alemania, es decir Polverini, los hermanos Bertolucci y Michelon, junto a Darío Rigo.
Por eso los italianos no pasaron las semifinales y ahora tendrán que renovar el 90 por ciento de su equipo.
Párrafo aparte merece la conducción técnica del equipo argentino, que tiene a Miguel Gómez como entrenador desde hace 18 años y que cada vez que el seleccionado tiene que enfrentar un compromiso debe convocar desde San Juan, donde vive, a los jugadores que militan en Europa.
En el mismo equipo y con posibilidades de transformarse en un recambio casi natural está el ayudante mendocino Pablo Cairo, de 35 años, que vive en Europa y es el único hombre en la historia que logró salir campeón con la doble función de técnico y jugador con su club, Novara, de Italia, y el sanjuanino Freddy Luz, que vino al mundial de San Juan dirigiendo a la selección de Suiza.
Otro de los puntos a revisar, ya a nivel organizativo, es el sistema implementado este año con 16 equipos y cuatro cabezas de serie, porque las gigantescas diferencias técnicas entre las cuatro selecciones líderes y las otras, deparan una primera y segunda ronda de escaso interés.
Sin tener que volver al sistema de todos contra todos, sería posible analizar una nueva alternativa que permita que en vez de jugar semifinales y final el torneo se defina por puntos entre los cuatro semifinalistas, con lo que se vería un minitorneo más atractivo.
En cuanto a la organización del mundial de San Juan, son muy pocos los detalles que quedaron sin cubrir, porque se presentó un escenario impecable, la información fue atinada y en tiempo, la ubicación del público correcta y el traslado y la cobertura de las delegaciones eficiente. (Télam)
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