El entrenador del seleccionado argentino de hockey sobre patines, Miguel Gómez, señaló que "la gente debe saber que los jugadores hicieron su mayor esfuerzo para que el título quedara en San Juan, pero no obtuvieron la recompensa esperada, la que merecíamos. Lamentablemente, en los penales, todo es una lotería. Jugamos a todo o nada". La tristeza por la derrota en la final del Mundial a manos de España (1 a 0 en los penales después de igualar el partido y el suplementario 2 a 2) no tenía fin. Gómez apenas podía hablar. En sus pocas frases se denotaba una mezcla de bronca e impotencia. El técnico sanjuanino insistió en que Argentina jugó muy bien durante todo el campeonato y que "no se tuvo suerte al final". En medio de un clima de tristeza y muy pocas palabras, apenas el suplente Osvaldo Raed y el lesionado arquero titular Juan Oviedo fueron los únicos jugadores argentinos que tuvieron ganas de hablar con la prensa. Oviedo, quien se lesionó en la semifinal ante Portugal, se limitó a decir que Argentina debe seguir trabajando y que se perdió el título mundial "porque la suerte no estuvo de nuestro lado". Por su parte, Raed señaló que el equipo español no fue superior al de la Argentina y que el juego demostró que "todo el partido fue muy disputado". Los jugadores argentinos, al perder la definición, optaron por abrazarse entre ellos y refugiarse en sus afectos, aunque nadie pudo contener las lágrimas del capitán José Luis Páez -sin dudas el que más sintió el impacto de la derrota-, de Carlos López y del resto de los muchachos que no podían entender el segundo puesto en el Mundial. (DyN)
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