San Lorenzo. - Mientras Moohmed Baldé sigue recuperándose en el hospital Granaderos a Caballo, en esta ciudad crece la intención de impedir que el muchacho, de 13 años, sea deportado a su Liberia natal y aparecen propuestas para albergarlo e insertarlo en la comunidad sanlorencina. La entidad civil Casa del Niño Tren de la Esperanza ofreció cobijarlo en un hogar de la institución, con el apoyo del municipio sanlorencino, que garantizará cobertura sanitaria, educación y "todo lo que necesite para quedarse".
En tanto, está prevista para hoy una nueva entrevista entre el joven y Migraciones, de la que participará el cónsul general honorario de Liberia en Buenos Aires, Gerardo Berstein. Allí se verificará lo que el niño declaró anteayer para continuar con el trámite de pedido de refugio.
La historia de Moohmed, quien se tiró de un barco filipino frente a las costas de Puerto San Martín la semana pasada, tras una travesía de 11 días escondido en el compartimento que guarda las cadenas del ancla, conmocionó a la comunidad sanlorencina. No es para menos. El chico ingresó en coma, con una grave insuficiencia renal de la que prácticamente se recuperó, y graves heridas en los pies que no se descarta sean producto de haber estado sometido a trabajos forzosos en su país.
Todos los días el joven recibe regalos: ropa, golosinas y discos compactos, pero lo más importante es el afecto y la contención que le brinda el personal del efector. A su vez, tres familias (dos rosarinas y una de Funes) se comunicaron hasta ahora con Migraciones para interiorizarse de las posibilidades de adopción, cosa aún prematura y en la que deberá esperarse resoluciones sobre su refugio y lo que ordene el juez de menores Jorge Saldarriaga.
Cada día que pasa, Moohmed va entrando en confianza con quienes los rodean. Al contar que fue capturado por la policía militar liberiana, que lo sometió a trabajos en el campo durante 14 horas diarias, permanentemente con grilletes en los tobillos, se infiere por qué se asustaba cada vez que veía a alguien de uniforme, que le remitía a la vestimenta azul de esa fuerza en su país. "Ahora entiende que acá nadie lo va a hacer volver a vivir las cosas por las que pasó allá. El afecto que le dan en el hospital tal vez sea totalmente novedoso para él", dijo el delegado de Migraciones en Rosario, Marcelo Marchionatti.
Instituciones
Por su parte, la Casa del Niño Tren de la Esperanza, presidida por Mónica de la Quintana -esposa del intendente Armando Traferri-, hizo saber a Migraciones su intención de cobijar al chico. "La Municipalidad le garantiza alojamiento en el hogar, ropa, alimento, cobertura médica y estudios. El principal objetivo es contribuir a que no sea deportado, pero además que se inserte en la comunidad sanlorencina", sostuvo la directora de Comunicación Social, Susana Tealdi, mientras se espera a que el chico tenga el alta médica y las autoridades decidan sobre su futuro.
Asimismo, la Fundación-Comisión Católica Argentina de Migraciones, dependiente de la Conferencia Episcopal Argentina, también se interiorizó sobre el tema del joven. Leandro Zaccari, el secretario del organismo en Rosario, señaló que son los encargados de facilitar al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (Acnur) -trabajan como agencia de esta entidad- la asistencia de quienes piden asilo en el país.
"Mientras se tramita el refugio, que puede ser concedido definitivamente de aquí a un año y medio -manifestó Zaccari-, se trabaja para insertar a la persona en la sociedad; se lo puede ubicar también provisoriamente en un hogar o con tutores". En este caso, eso dependerá del magistrado, o el representante legal del chico, que es el cónsul liberiano.
La Ciudad
