Fue un tributo de Boca-equipo para su conductor Carlos Bianchi y la concreción de un picnic postergado la espectacular goleada con que se vapuleó a Lanús 6 a 1 en la Bombonera. Frente a un Lanús que le dio todas las facilidades, Boca se reencontró con su mejor nivel y redondeó una auténtica fiesta. El partido empezó tibio. A Lanús le faltó la actitud tan mentada, porque salió con un esquema que pareció ambicioso, con Silvio González y Diego Bustos preparados para atacar por los laterales, pero perdió la pelota en la mitad de la cancha, no tuvo combatividad y dio todas las ventajas en el fondo. Boca también comenzó sin la temperatura adecuada, en especial porque al principio le faltó cambio de ritmo en el ataque. Cuando tomó la temperatura justa el armador Juan Román Riquelme y se asoció con Walter Gaitán el partido se quedó sin equivalencias y se convirtió en un suplicio para Lanús. El conjunto dirigido por Carlos Aimar buscó repetidamente la cabeza de Diego Klimowicz como fórmula excluyente, pero el Granadero perdió con Rolando Schiavi. El primero de Boca ocurrió porque el Chelo Delgado aprovechó el espacio que le dejó Hernán Pagés y definió con un remate cruzado de tres dedos. El segundo se produjo a los 32': tras gran pase de Riquelme con la defensa granate saliendo, Clemente quedó solo ante Pontiroli y cruzó la pelota, pero Delgado llegó por el otro lado para concretar. El primero de Gaitán se festejó a los 38': el mediocampista riojano recibió fuera del área, disparó desde fuera del área, la pelota se levantó en Alessandria y cayó por detrás de Pontiroli. El descuento fue por un centro de Bustos la acomodó González y Klimowicz que llegaba resolvió de derecha. La segunda etapa fue toda de Boca porque Lanús quedó muy expuesto. El cuarto gol fue mediante un contraataque: Takahara se fue por la derecha, descargó en Delgado que le pasó por detrás y el ex Racing la tocó hacia el medio para el cabezazo de Riquelme. El quinto fue otra habilitación precisa de Riquelme, tras hacer de señuelo para la defensa de Lanús, y el riojano fusiló al arquero. El de Takahara se originó en otro toque exquisito de Riquelme, esta vez para Martínez, el lateral tiró, hubo un rebote, el japonés remató, hubo un rechazo de Pontiroli y la insistencia tuvo el mejor premio. (DyN)
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